Una de las cosas que me quedé pensando del libro “El perfume” de Patrick Süskind, es que la ambición es en parte la dirección que marca la brújula de cada uno.
Porque todos queremos algo. Nos movemos hacia algún lugar. Lento, rápido, con más o menos ímpetu, avanzamos buscando algo que ambicionamos. Para algunos será un título, un cargo, un sueldo de cierto monto, para otros formar una familia, tener hijos, criar bien a los nacidos. Correr una triatlón, fundar una empresa, vivir en otro país, apadrinar una fundación.
Cada quien empuja hacia cierto lugar y es una característica que me imagino propia del ser humano.
Imagina cualquier persona que haya vivido, por ejemplo decenas de miles de años atrás: ¿Qué lo lleva a desplazarse por continentes enteros? ¿Es tan sólo la necesidad de comida, refugio u otra cosa “básica”?
¿Qué hizo que alguien quisiera ser astronauta? ¿Que marinos quisieran circunnavegar el mundo a pesar del enorme riesgo de hacerlo, de contraer enfermedades, de motines o incluso de naufragar?
Nuestra ambición nace en una de tres razones: curiosidad, libertad e insatisfacción.
Ambición curiosa
Es la primera que se me ocurrió porque pensé en los hobbies y los académicos. Si te gusta algo, a veces lo practicas por entretención, pero luego comienzas a indagar en técnicas, estilos, historia, personajes relevantes, etc.
Lo mismo hace un académico cuando busca temas a los que dedicar su tiempo de investigación o su tesis de doctorado.
Nos emociona saber sobre algo y lo perseguimos buscando la solución a un problema irresoluto, buscando un patrón que intuimos que todavía nadie descubre o por el simple anhelo de devorar la información disponible.
Esta es la razón por la que por ejemplo Ulises en la Odisea, le dice a sus marinos que lo amarren al mástil mientras que a ellos les ordena taparse los oídos para no escuchar el canto de las sirenas. ¿Qué es esa decisión de no taparse él también los oídos, sino un arrebato de curiosidad?
Ambición libre
Así como hay cosas que nos atrae entender a cabalidad, hay formas de vivir que nos llaman la atención y que anhelamos concretarlas.
Para algunos trabajar de “nueve a seis” es lo normal y no buscan cambiarlo, mientras que otros buscan trabajos que tengan turnos. Algunos quieren vivir en zonas altamente urbanizadas, otros agradecen la falta de señal telefónica.
No solo en términos de tipo de trabajo o lugar de residencia, sino también el tipo de familia, la frecuencia de actividades sociales, las actividades deportivas, etc.
Cada quien tiene una idea de cómo quiere vivir y planifica en concordancia con dicha idea.
¿Por qué existen personas que viven tan radicalmente opuestas a ti, que toman decisiones que nosotros no tomaríamos? Sin ir más lejos, que alguien quiera subirse a una montaña rusa o vivir en Australia con un millón de depredadores naturales, no lo comparto 😆.
Ambición insatisfecha
Esta es quizás la peor semilla de ambición, pero no por eso menos común. La ambición por insatisfacción es como definir la luz como la falta de sombra. No tenemos claro qué queremos o cómo queremos ser/estar.
Lo que sí percibimos es que nuestra realidad hoy no nos gusta y buscamos un chivo expiatorio para canalizar nuestro esfuerzo y salir de ahí. Como si estuviéramos en medio de arenas movedizas y agarráramos cualquier liana a mano para salir de ahí. Sin pensar en ningún momento por qué estamos en arenas movedizas, incluso por qué diablos estamos metidos ahí.
Suele pasar que estamos manteniendo la inercia, la costumbre, en un trabajo, en una relación, con un grupo de amigos y algo gatilla repensar el status quo. Ese quiebre de la rutina puede crear ese sentido de urgencia de “salir de ahí”, lo que produce cambios en la rutina.
Dichos cambios, como no tienen una idea clara de cuál sería el ideal, sino más bien son para evitar el dolor de la costumbre, pueden llevar a la persona a tomar la primera oferta laboral que les ofrecen por el lado, engañar a su pareja con la primera persona que se le cruza o dejar de juntarse con sus amigos por otros más chéveres.
¿Como discernir entre ambiciones?
Adrede me salté un punto que puedes estar pensando, sobre la ambición entendida como la búsqueda de la riqueza, fama y poder. Sin duda, que son ambiciones típicas y que suelen indicar algo malo. Como que quien ambicione riqueza o fama, ha de ser un aprovechador o un egocéntrico.
Por eso he de traer a colación a los estoicos y su brújula moral. Teniendo como filtros morales el coraje, la justicia, la templanza y la sabiduría, me parece que nuestras ambiciones serán “correctas”.
Tanto la curiosidad como la libertad, nos generan ilusiones que nos proyectan hacia delante. La insatisfacción con el presente, en gran medida también nos mueve hacia una nueva posición, sólo que con menos foco en el futuro y más en escapar del presente.
Usamos el coraje para decidir nuestras ambiciones a pesar de lo que opine el resto y de las consecuencias que pueda traer perseguirlas; la justicia para usar los medios correctos y legales; la templanza para no extremar nuestras acciones y matizar nuestras opiniones; y la sabiduría para distinguir qué está en nuestro control.
Con esto tendremos un compás calibrado con el norte claro.
Siguiendo esa línea, creo que mis ambiciones hoy van por el lado de la curiosidad que me produce la escritura y la lectura.
Por otro lado, pienso que hace tres meses tomé la decisión de dejar mi trabajo anterior por otro. Esa decisión si la hubiera tomado desde la ambición insatisfecha, probablemente me habría dado aire durante unas semanas y estaría incómodo. Porque no sabría bien el por qué del cambio.
Hoy estoy contento, aprendiendo un montón, satisfecho con haber tomado una decisión y estar desafiado tanto o más de lo que me imaginé, leyendo de los temas que siempre me llamaron la atención y poniéndome a prueba.
¿Y tú, qué ambicionas?
Libro de la semana
📖 Título: El perfume
✍🏻 Autor: Patrick Süskind
✏️ Páginas: 317
📚 Editorial: PlanetaLector, Editorial Planeta
La primera novela del escritor alemán Patrick Süskind y es tremenda.
Seguimos la vida de Jean-Baptiste Grenouille, un sujeto a todas luces excepcional porque nace con un olfato ultra desarrollado, capaz de olfatear a grandes distancia y con suma precisión cada uno de los olores circundantes y a través de ellos entender el mundo.
Sin embargo, él no emana ningún olor, lo que lo hace una suerte de paria. Algunos lo miran con miedo, otros con asco, muchas veces con simple indiferencia.
Es una narración que gana mucho por la descripción de los olores y del uso de la capacidad olfativa como palanca para movilizar la acción. Es ágil y acotada en su trama.
Una novela que permite interpretar y observar múltiples temas: personajes solitarios, la ambición como propia del ser humano, que las condiciones de nacimiento no implican un tope en capacidad, que las personas suelen velar por si mismas solamente, el arte y su relación con la moda y lo “objetivo”, el miedo a lo diferente, etc.
*Al usar el botón tienes el mismo precio y me apoyas 😁 ¡gracias!
¿Llegaste hasta acá? hay tres cosas que puedes hacer:
🫶 Dar like (el corazón de abajo) a la publicación. Solo si te gustó la reflexión.
⌨️ Comentar la publicación. Quiero saber qué piensas.
📤 Compartir esta newsletter con alguien a quien creas que le puede servir: