(N°109) Sobre los trolls de internet
La tecnología no nos transforma: solo amplifica lo que ya llevamos dentro
Soy una persona proclive al cambio y a seguir las tendencias, especialmente cuando se trata de los efectos que tienen las tecnologías en nuestras vidas.
Pocas han sido tan transformadoras como internet. Y en los últimos años, hemos discutido mucho sobre el impacto de las redes sociales.
Pero culparlas de su “mal uso” es eximir de responsabilidad a las personas y transferírsela a la herramienta. Es como culpar al enchufe por electrocutarte o al martillo por golpearte el dedo. Muchas de las conductas que atribuimos a la tecnología, ya estaban con nosotros desde antes.
Por ejemplo, aunque ser influencer es una ocupación reciente, podríamos verla como una nueva versión de la antigua celebridad. Para ser conocido, famoso, seguido, siempre ha sido necesario gustarle a mucha gente. Por eso los presentadores de televisión, actores y cantantes terminaban marcando modas, rutinas, comidas o cortes de pelo.
Mucho antes que eso, los músicos ambulantes, los actores griegos, los deportistas, ya influían sobre los demás gracias a sus habilidades. El deseo de seguir y admirar no es nuevo. Cambian los medios, no la necesidad.
Hoy vemos gente reaccionando a series, comentando videojuegos o probando platos de comida. ¿Y qué diferencia real hay entre eso y un comentarista de televisión o un chef recorriendo el mundo en busca de sabores? Si antes veías fútbol con relato, hoy ves partidas de Minecraft o juegos de cartas con alguien que los narra.
No es que YouTube sea la causa. Es que ofrece, sin pausa, más de lo que nos interesa. Y eso, en el fondo, siempre ha estado ahí.
Lo mismo pasa con los trolls. No los inventaron las redes sociales. Los comentarios agresivos, el humor hiriente, los debates interminables sobre política o fútbol no son nuevos. Solo que ahora, en vez de escucharlos en la mesa del domingo o en la fila del banco, los vemos en un tuit o un video.
Mientras leía Milena P. Asesina de hombres violentos, de Elisa Giobbi, pensaba en eso. Que es fácil justificar conductas dañinas si asumimos que son causadas por el entorno. Como dice el dicho: la ocasión hace al ladrón.
Pero no: la plataforma no hace al troll, solo lo muestra. Amplifica lo que ya existía. Por eso, si queremos estar del lado positivo de la tecnología, usémosla con responsabilidad. Nadie nos obliga. Lo que hacemos sigue siendo nuestra decisión.
Y quizás de eso se trata: de no culpar al medio cuando lo que falla es nuestra decisión.
Libro de la semana
📖 Título: Milena Q Asesina de hombres violentos
✍🏻 Autora: Elisa Giobbi
✏️ Páginas: 191
📚 Editorial: Altamarea Ediciones
Una mujer llama a la policía y se auto denuncia como homicida de su marido.
¿Qué pasa por la cabeza de Milena? Elisa nos contará la accidentada vida de Milena, llena de violencia, adicciones y la búsqueda de algo mejor.
Escribió basándose en los documentos que le presta la abogada de Milena, para que cuente su historia.
Más allá del morbo propio de la crónica roja, me dio la impresión que se defiende la idea de los “vigilantes”, aquella persona que ejerce justicia por fuera del sistema. Una suerte de Batman del mundo real.
Si bien la historia es real, pero no deja de ser novelada las interacciones de su protagonista con su mundo, es al menos un libro que incomoda y que te empuja a tomar partido.
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