(N°86) Sobre la responsabilidad de lo impredecible
Disyuntiva entre las consecuencias de las acciones con su motivación
Esta semana terminé dos libros que trataban de una tema similar, a pesar de no planificar esa similitud. Ambos, “Expiación” de Ian McEwan como “La educación del estoico” de Fernando Pessoa, abordan el tema de que nuestras acciones siempre beneficiarán o dañarán a alguien, lo queramos o no.
Podemos querer hacer el bien, pero de paso hacer daño. Podemos hacer daño, pero de paso hacer el bien. Al actuar generamos consecuencias, algunas conocidas y otras que desconocemos.
Por lo mismo, en palabras de Pessoa:
El escrúpulo es la muerte de la acción. Pensar en la sensibilidad ajena es estar seguro de no actuar. No hay acción, por pequeña que sea—y cuanto más importante, más cierto es esto—, que no hiera a otra alma, que no ofenda a nadie, que no contenga elementos de los que, si tenemos corazón, no nos tengamos que arrepentir.
Si pensáramos todo el tiempo en los posibles efectos de nuestras acciones, sería la muerte de la acción.
Un proverbio chino dice El aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo. Hace miles de años ya la cultura china entendía que las acciones tienen consecuencias impredecibles.
¿Qué hacemos? ¿Cómo se enfrenta uno a la responsabilidad de lo impredecible?
¿Qué dirían los estoicos?
Los estoicos dirían que las acciones son y punto. Que todo lo que agregamos después, es la interpretación de los eventos mirados a traves del cristal de nuestras creencias
Por ejemplo, si le presto plata a un amigo para pagar el pie del departamento de sus sueños, ¿es eso bueno?
Un estoico antes de responder se pregunta ¿qué pasó? y responde: presté plata. Luego ¿era lo moralmente correcto? Sí, es lo que creo correcto porque mi amigo lo necesita. Ahí se acabaría el análisis.
Pero ¿es bueno prestar la plata? El amigo podrá estar contento, pero también otra persona que estaba con ganas de comprar el mismo departamento podría estar triste porque ya no está disponible.
¿Es bueno o malo entonces? El estoico se cuestionaría si la acción era correcta de ejecutar con la información disponible y bajo la óptica de los valores cardinales como el coraje, la templanza, la justicia y la sabiduría.
Ahí termina su pensamiento, pero no por eso es algo simple.
La fórmula del estoico es práctica porque no se detiene indefinidamente a establecer posibles consecuencias. Analiza las que tiene a mano y ejecuta en consecuencia, esperando que al estar alineando con su tronco moral, no tenga nunca que arrepentirse de sus actos porque es consciente de que actuó de la mejor forma posible dada la información que manejaba en ese momento
Hasta ahí, podríamos quedar satisfechos a nivel individual, ¿pero qué pasa con el resto de las personas?
No sabemos lo que no sabemos
El mundo es más complejo e interrelacionado que lo que habitualmente damos por sentado. La persona que dijo pestes de ti, quizás las dijo por miedo, en represalia a otra cosa que dijiste tú de ella o por simple maldad. En cualquier caso, hay infinitas posibilidades de razones y que a su vez se ramifican en una cadena infinita de consecuencias.
Como en el caso de la novela Expiación, una niña comete injurias terribles, a pesar de ser bien intencionada. Varias personas pueden ver lo mismo, pero cada una lo interpreta desde su propia cabeza armando historias que calzan con lo que saben ellos.
Así mismo, no sabemos que no sabemos lo que piensa el resto. Esa simple idea nunca la consideramos en nuestras conversaciones e interacciones con otros. No sabemos realmente por qué el resto hace lo que hace, sólo lo imaginamos.
Es más, ¿qué tal si como dice Pessoa, el ermitaño decidiera vivir aislado de la sociedad porque quiere evitar herir a otros?
Muchas veces he pensado que la filosofía real del eremita acaso consistiera antes en evitar ser hostil, por el simple hecho de vivir, que en tener cualquier pensamiento directamente relacionado con aislarse.
¿Por qué creemos que se quieren aislar? La RAE define al ermitaños como Persona que vive en soledad. Que su característica principal es la soledad, no el pacifismo como imagina Pessoa.
Cuántas guerras, conflictos, enemistades, familias rotas, amistades desechas se ahorraría la humanidad si partiéramos de la base de reconocer que no sabemos lo qué piensa el resto.
Lo peor de todo es que hacemos cosas todo el tiempo sin hacernos cargo de todas sus consecuencias, pero obligamos al resto a ser responsables por todo lo que hacen. Creemos que lo hacen adrede.
Es una contradicción que me parece vital visibilizar. Por eso no me extraña que un proverbio chino, un poeta portugués hace un siglo o un novelista inglés hace un par de décadas aborden el mismo tema.
¿Cómo crees que hay que afrontar esta disyuntiva entre las consecuencias de las acciones con su motivación?
Libro de la semana
📖 Título: Expiación
✍🏻 Autor: Ian McEwan
✏️ Páginas: 435
📚 Editorial: Anagrama, Colección Compactos
Una maravillosa novela que recomiendo ampliamente leer.
Hace años leí el libro “Chesil Beach” de McEwan que me llevó a comprar este libro.
Tras leer la primera parte (tiene cuatro), le dije a Marti que este es un “5📖” y al partir la segunda parte me quedó demostrado que es una obra impresionante.
La novela trata de un caluroso día de verano en una casona de campo de una tradicional familia inglesa.
Briony la hermana pequeña, escribe una obra de teatro para interpretar con sus primos por la llegada de su hermano. Pero todo será azarosamente interrumpido por lo que ve desde una ventana.
Lo que sigue es una novela de amor, de expiación de la culpa, de actos que son moralmente grises, de cuestionar lo que es bueno y lo que es malo. Más detalle es restarle valor a la impecable narración.
Una historia con múltiples personajes y puntos de vista, descritos con precisión, pero sin apurar la trama. Un placer leer conceptos como “sonrisa esquinada” y pensar que esa imagen no puede ser dicha en menos palabras.
La disfruté mucho y seguro la leo de nuevo. Así de buena es.
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