¡Feliz año nuevo! Espero que sea un año 2025 muy bacán y que el próximo año, al recordar el 2025, te sientas excelente con lo que sea que haya pasado.
Conversando con una amiga noté que a pesar de no haber leído el libro hábitos atómicos, implementé un par de hábitos que podría decir son pequeños, atómicos, pero que me dieron grandes resultados durante el 2024.
Mis dos simples hábitos me ayudaron a leer y escribir más que cualquier otro año. Esta reflexión tardía, es fruto de haber dejado de hacer el segundo esta semana.
Anotar lo que leo
Érase noviembre del 2023 y figuraba viendo videos de YouTube. El algoritmo enganchó con mis rarezas y me sugirió unos videos sobre agendas de bolsillo (“pocket notebooks”).
Me hizo todo el sentido del mundo comenzar a utilizar papel y lápiz, no sólo porque siempre había sentido afinidad con el formato, sino por la simpleza de abrir el cuaderno y escribir. Nada más.
ParkNotes tiene un canal dedicado a las agendas porque usa muchas para distintos fines y da su experiencia en el uso. Sin embargo, el consejo que implementé era algo mucho más atómico: anotar la fecha, libro y cantidad de páginas que leo.
Por eso durante todo el año, cuando me disponía a leer anotaba la fecha, debajo el nombre del autor/a y el título de la obra, para luego anotar el número de la página en la que iba. Al finalizar la lectura anotaba un guión para luego anotar la página en la que quedaba. Entre paréntesis hacer la resta entre ambos números para obtener el total de páginas leídas. Podía escribir más de una tanda de lectura en el día o más de un libro. En cualquier caso al final del día sumaba los números dentro de los paréntesis para anotar el total al costado de la fecha.
La verdad que llevar la cuenta de mis lecturas al principio fue raro. ¿Para qué llevar este conteo si nunca lo iba a ver? Pero a los 3-4 días de hacerlo, noté que en esos días leí en promedio 30 páginas. Si leo 30 al día, pensé, puedo leer 1.000 al mes.
Llevo más de un año anotando todos los días que leo, cuánto y qué leí. ¿He visto la información? No, no es algo que vea todos los días ni mucho menos. Sólo la sumo al final del mes todas las hojas leídas para ver si cumplí o no con las 1.000 páginas. Al tener una forma de seguir el número mes a mes, pude ver como algunos meses pasaba por encima y en otros, quedaba corto.
Aunque no cumplí las 1.000 páginas mensuales, leí más que nunca. Eso me llevó a leer 48 libros durante el 2024, de toda índole, muchos más que cualquier otro año en que he leído o me he propuesto una “meta de lectura”.
También estoy seguro que sin la libreta no habría sido consciente de cuánto leo diariamente. He ahí la clave de este pequeño hábito.
Escribir todos los días
Como los videos de YouTube sobre las agendas de bolsillo me gustaron y vi varios, me familiaricé con las páginas matutinas de la escritora Julia Cameron: una técnica que consiste en escribir todos los días por la mañana tres páginas a mano sobre cualquier cosa.
La idea de esa práctica es practicar quebrar la inercia de la página en blanco y por otro lado, la extensión, al ser tres páginas, fuerza a llegar un punto en el que “no tienes nada más que decir”, por ende todo lo que sale ahí es invento. Creatividad pura.
Como encontré que escribir tres hojas a mano era un exceso, comencé a escribir una.
Y wow.
Sin duda ha sido el hábito que más me ha servido este año. Es el que me permite hoy conocerme mejor, reflexionar sobre lo que necesito hacer, lo que hice, lo que soy, lo que escribiré en el blog, etcétera. Se ha vuelto un espacio en el que por treinta minutos voy escribiendo cualquier cosa que se me pase por la cabeza, idealmente sin parar. A veces parto con lo que tengo que hacer urgente, otras veces con lo que estaba pensando justo antes de sentarme y otras con alguna pregunta como “¿qué quiero hacer con el blog?”
Lo potente de escribir todos los días es que efectivamente le pierdes el respeto a la página en blanco. Ese temor de empezar y no tener idea sobre qué vas a escribir.
También me di cuenta que da lo mismo lo que me auto pregunte, siempre puedo esbozar una respuesta. Incluso si no estoy convencido, puedo escribir ¿por qué creo que eso responde la pregunta? Con eso mi mente, automáticamente comienza a responder por mí.
Estos 30 minutos es un espacio que me doy cuando puedo, ya sea en la mañana o al final del día. Si fuera perfecto lo haría siempre en la mañana, porque sino en las tardes suelo caer en repasar el día, que puede tener a veces un efecto en mí, pero por lo general si al día siguiente en la mañana sigue en mi cabeza es porque es relevante.
En ambos casos, crucial es que te importe
Si no me importara leer y escribir más, no importaría lo mucho que leyera (o viera videos al respecto), no haría nada. Por eso, hay otros pequeños hábitos que no he podido sostener a pesar de sonar súper relevantes o importantes.
Otra cosa que no importa, son los detalles del hábito. Es irrelevante qué agenda o lápiz ocupo en ambos casos. De hecho, en el video que vi sobre anotar lo que lees, sugería utilizar esas típicas libretas que te regalan las empresas en seminarios que luego nadie usa (esas con logos de softwares o proveedores que nunca más recordarías sino fuese por ese merchandising).
¿Tienes algún hábito que hayas comenzado en 2024 o alguno que quieras comenzar el 2025?
Libro de la semana
📖 Título: La tierra baldía
✍🏻 Autor: T. S. Eliot
✏️ Páginas: 212
📚 Editorial: Editorial el cuenco de plata, colección extraterritorial
Hace rato que quería leer un poema de esos épicos, que requieren que te los expliquen porque más allá de versos, rimas, sonoridades, simbolismos, hay más. Y La tierra baldía es así.
De partida es un poema dividido en cinco partes de distinta cantidad de versos, que en total suman 18 páginas. Las casi 200 páginas adicionales de esta versión: prólogo del traductor, poemas previos, luego La tierra baldía en inglés y español, luego las notas de Eliot sobre su poema, luego las notas del traductor sobre el poema.
Una locura. Una lectura difícil, porque no tengo el bagaje cultural para entender las referencias y el traductor pasó más de 30 años estudiando el poema para escribir esta versión. Cito de los agradecimientos:
“T. S. Eliot y La tierra baldía ya se habían convertido para mí, hacia 1990, en una especie de plan de estudios,(…). Una buena traducción anotada requeriría (…) conocimientos acordes a los puestos en juego en el poema y en las notas del autor, tanto en cuanto a las lenguas utilizadas como a los libros citados o aludidos.
Un objetivo bastante inalcanzable, porque Eliot había leído toneladas desde niño, había pasado varios años de dedicación exclusiva al estudio de lenguas, literaturas y filosofías en Harvard, la Sorbona y Oxford y nunca había dejado de leer con voracidad. (…) Nunca llegaría a leer todos los libros que había leído Eliot antes de La tierra baldía, pero había leído y leería muchos otros que él no: es la vida.“
De todas formas, merece la pena de vez en cuándo desafiarse. Volveré.
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Qué clave generarse hábitos.
Feliz año Fran! Y felicidades por lo logrado!