¿A qué le dedicarías 10 años?
La semana pasada tuve la suerte de ir a ver una conversación entre mi escritor favorito de novelas históricas Santiago Posteguillo y la periodista Sandra Zeballos junto a mi hermano. Fue una conversación acerca de su libro “Roma Soy Yo”, la primera de seis novelas acerca del romano por excelencia: Julio César.
Posteguillo es un escritor que ha escrito dos trilogías sobre personajes históricos relevantes, pero desconocidos como Publio Cornelio Escipión “el africano”, cónsul romano que derrotó a Aníbal y uno de los pocos generales de la historia en permanecer invicto, y Marco Ulpio Trajano, primer emperador de Roma que no nació en Roma y bajo el cual el imperio alcanzó su máxima expansión. Además escribió una bilogía sobre Julia Domma, emperatriz consorte que tuvo una influencia poderosa tanto en el reinado de su marido como en el de sus dos hijos.
A pesar de hacerlo a través de textos que intimidan por lo extenso (promedio de 800 páginas), se leen como si fuesen una serie de Netflix. En serio.
Sin embargo, Julio César definitivamente es un personaje relevante mas no desconocido.
Escritores de la talla de Shakespeare ya han abordado su vida, hay más de una decena de películas e incluso un par de series de TV que abordan al personaje histórico.
¿Qué hacer entonces para destacar y encontrar algo que no se haya dicho, narrar de una manera distinta y atractiva la historia de Julio César?
Pues bien, Posteguillo prevé que pasará los próximos 10 años escribiendo los seis libros.
“ (…) sólo después de más de 7.000 páginas escritas sobre la antigua Roma, sólo después de sentir que empiezo a tener una comprensión global del mundo romano, sólo entonces es cuando me he sentido con la capacidad suficiente para acometer el que, sin duda, será mi mayor desafío literario”. - Santiago Posteguillo
De ahí la pregunta ¿existe algún esfuerzo intelectual o físico al que le dedicaría una década? Me refiero no a simplemente “trabajar” o “leer”, sino algo que es tan difícil que para lograrlo necesitaré una década al menos.
¿Tiene algo en tu cabeza que requiera ese nivel de esfuerzo?
Ejemplos centenarios
Luego de diseñar y construir una obra que destacó por su estilo único y de vivir distintas desgracias en la década de 1910, el arquitecto Antoni Gaudí decidió dedicar el resto de su vida a su gran obra: el Templo Expiatorio de la Sagrada Familia.
Se volcaría de lleno a supervisar el avance de la obra por poco más de 10 años hasta que falleció atropellado por un tranvía a los 73 años. Curiosamente la Sagrada Familia sigue en construcción y se prevé que sea terminada el 2026.
¿Se te ocurre algo a lo que le quieras dedicar 100 años?1
Ejemplo veintenario
Más o menos en la misma época en que Gaudi trabajaba obsesivamente en la que sería su mayor obra maestra, otro gran maestro desarrollaba una obra con casi el mismo nivel de obsesión.
Claude Monet fue uno de los más grandes pintores de fines del sigle XIX y principios del siglo XX cuya obra “Impresión, sol naciente” le dio el nombre a todo un movimiento: el impresionismo.
Los últimos cuarenta años de su vida los vivió en una casa en Giverny, Francia. En dicha casa, se dedicó a cultivar un hermoso jardín lleno de estanques con nenúfares. A su vez, también se dedicó a hacer cuadros de dichos nenúfares.
Hasta ahí quizás nada sorprendente, pero y qué si te digo que pasaría al menos 20 años pintando, re pintando ¿todos los días? ¿día por medio? varios de sus cuadros. Podríamos decir que cultivó sus cuadros.
Me llevó tiempo comprender mis nenúfares. Los había plantado por el placer de hacerlo, los cultivé sin ninguna intención de pintarlos.
- Claude Monet
Los últimos veinte años de su vida estuvieron marcados por la pérdida de visión por padecer cataratas en ambos ojos, lo cual lo mantuvo entre la frustración y la depresión, al tratar de transmitir su impresión del jardín.
Sólo imagina que cada una de las pinceladas de esa obra, fueron hechas a lo largo de varios años. ¿Qué pintó primero? ¿Cuál fue la última pincelada? ¿Está terminado o le faltó algo?
¿Tienes alguna obsesión que te permita estar años desarrollándola? ¿Cuestionándote cómo mejorar su desarrollo?
Ejemplo mortal
Tras recorrer más de 60 países, el chileno Jorge Selarón decidió fijar su residencia en Río de Janeiro. Exportado desde Limache a la ciudad carioca, Jorge se ganaba la vida vendiendo cuadros.
Eso hasta que un día de 1994 se cruzó con la escalera en la que expresaría su mayor obra y en la que culminaría su vida. Decenas de años pasarían, miles de personas pasearían, se tomarían selfies, grabarían videos musicales e incluso series de TV usando la escalera que día tras día Jorge se encargaba de amononar con azulejos que financiaba primero con sus cuadros y luego con donaciones.
Llegó a decir en un documental que terminaría la escalera el último día de su vida.
Por lo mismo, cuando los vecinos de la “Escalera Selarón” el 10 de enero del 2013, escucharon gritos de ayuda y al acercarse encontraron el cuerpo quemado de Jorge sobre los peldaños de la escalera, podemos concluir la obra de un artista que se consagró a ella hasta las últimas consecuencias.2
¿Hay algo que quieras hacer que te produce una maniática compulsión por terminar y que seas capaz de todo por hacerlo?
¿Puedes responder la pregunta?
No creo que sea necesario llegar al extremo de vivir en función de una obra. Sea artística, política, social, etc. Muchas personas cuando miran hacia atrás pueden ver un camino recorrido de varios años para terminar aquello que se propusieron: Edison y la ampolleta, Walt Disney y sus parques, Ghandi y la independencia de India, Bethoven y la novena sinfonía, Jane Goodall y sus estudios en chimpancés, JK Rowling y Harry Potter, James Cameron y Avatar, etc.
La duda es si tienes algo hoy en mente, que desde ya sabes que te demorarás años en terminar, ¿lo tienes?
Y eso si partes hoy.
Recursos:
Artículo: Entrevista a Santiago Posteguillo, National Geographic
Interactivo: Recorrido por la casa de Monet, Explora Francia
Sólo como dato freak, toda la obra de este arquitecto la proyectó para suelo español. Sin embargo, existen unos planos para una iglesia en Rancagua que provienen de él y cuya construcción está detenida porque la empresa se declaró en quiebra.
Si bien existen historias sobre que Jorge estaba recibiendo amenazas, no deja de ser una horrorosa coincidencia la frase que dijo en el documental.