Esta semana se ha colado en mi agenda la Copa Mundial de la FIFA Qatar 2022. No porque haya visto los partidos o porque sea fanático del fútbol, sino porque estoy en dos competencias para apostarle a los resultados del mismo. En ambas voy reguleque.
Sin embargo, por qué traigo a colación al mundial es por un tema accesorio. Me imagino que supiste que Argentina, uno de los equipos con mayor probabilidad de ser campeón este mundial, perdió ante la selección de Arabia Saudita, tradicionalmente vista como lo contrario a una potencia futbolera.
A los pocos días, salió a la luz un registro en el que se ve cómo el entrenador de la selección de Arabia Saudita, Hervé Renard, en el medio tiempo cuando iban perdiendo uno a cero, le da a sus jugadores una arenga en parte motivadora y en parte recriminadora.
Les recrimina que al estar cerca de Messi marcándolo, olvidan que son rivales en la cancha y toman una actitud de fanáticos viendo al ídolo.
(Es asombroso que Messi tenga ese efecto de profecía auto cumplida1: como Messi es uno de los mejores jugadores del mundo, lo marco a distancia mirándolo más que marcándolo, lo cuál deja espacio para que Messi haga todas las jugadas que quiera y a su vez, sea visto como uno de los mejores del mundo.2)
Pero, ¿por qué podría haber influido ese llamado de atención? Me parece que es un recordatorio de “cabros, a lo que vinimos”.
El objetivo o la razón para hacer las cosas
Hasta hace un par de años, me daba la impresión de que el exceso de claridad sobre qué quieres hacer y tener una planificación asociada, sumado a los distintos “gurús” de la productividad, eran una suerte de sobre explotación auto-infligida. Casi la versión rimbombante de la pulsera de los siete poderes.
Sin embargo, el hecho de sentarse a pensar qué es lo que uno quiere hacer, qué quiere lograr, el por qué hace lo que hace, etc. crea un recordatorio para ti de por qué es importante lograrlo.
El recordatorio crea un círculo virtuoso que propicia el cumplimiento de tus objetivos. Digo propicia porque recuerda que hay cosas que se salen de nuestro control, por eso buscamos ser proactivos y hacer todo lo que podemos.
Por ejemplo, es totalmente distinto tratar de ahorrar plata un día cualquiera a pito de nada, a que si tienes el plan de hacer un diplomado el próximo año.
También es probable que si estudias Medicina y te enfrentas al ramo de “Cálculo” en primer año, te vaya mejor pensando que vas a poder dedicarte a sanar personas en el futuro, que estudiar cálculo porque “debes hacerlo”.
Hace unos años, conocí a una tipa cuyo novio de la época estaba sumergido en una profunda depresión. Dicha depresión se había gatillado porque toda su vida la había dedicado al estudio, a ser el primero del curso, de la universidad, etc. Sacó un doctorado en una prestigiosa universidad extranjera y hasta ahí, podríamos asumir, había cumplido todo lo que se había propuesto. El problema fue el día después de obtener el doctorado.
(Espero que nadie que intente hacer un doctorado lo haga por sacar el título de Doctor, sino por algo que trascienda el evento mismo.)
Por ahora, más que conversar sobre cómo sería recomendable definir un objetivo, lo importante es que te motiva a hacer el esfuerzo necesario para alcanzarlo, por muy difícil que sea.3
Un plan para lograrlo
Tras un objetivo, siempre es importante planificar el cómo crees que vas a lograrlo. Es útil hacerlo porque si bien un plan “aguanta todo”, el ejercicio mismo es una gran manera de entender si estás cerca o lejos.
Recuerdo que alguna vez revisando un plan de negocios para arrendar un inmueble y convertirlo en una hostal, requería que dado un cierto precio para cada noche, estuviera todo el año ocupado al menos un 95% del tiempo para que fuera rentable.
Hacer ese pequeño ejercicio, tras averiguar costos, tiempos de habilitación, precios promedio y otros puntos del proyecto, te llevará a entender si por ejemplo necesitas un acuerdo con una agencia de turismo con la que derivar tráfico suficiente o ver qué ajustes habrías de hacer para cobrar mucho más haciendo rentable el proyecto con menos noches en el año. En ambos casos, hacer el análisis te ayuda a entender qué deberías hacer para que suceda y planificar acorde.
Por otro lado, el plazo siempre será importante en la planificación. Si quisieras ser guitarrista, el horizonte de tiempo es fundamental: variará la cantidad de tiempo que tengas que practicar al día para alcanzar tu objetivo.
Cuando este ejercicio lo repites, te das cuenta que tienes tiempo acotado y comienzas a jugar al tetris con tus horas de la semana.
Semana o años dependiendo del tema. Nos pasó con la Marti que cuando estabamos barajando opciones para su especialidad, una de ellas era estudiar en España. Sin embargo, después de hacer el ejercicio de qué significaba eso: convalidar título, estudiar un año para el exámen, estudiar 5 años más, etc. hizo visible que la edad de egreso iba a chocar con otros proyectos relevantes para nosotros como por ejemplo formar una familia.
Por último y a pesar de crear una planificación con mucho detalle y mucha experiencia previa el respecto, todo siempre puede fallar.
Dwight D. Eisenhower fue un ex presidente de Estados Unidos que alguna vez dijo que “Un plan es nada. Planificar es todo”.
La frase puede sonar como un elocuente juego de palabras, pero Einsehower también fue el General al mando del Desembarco de Normandía (Operación Overlord popularmente conocida como el Día D).
La planificación de la operación, la mayor operación de desembarco de tropas llevada a cabo hasta hoy en día, supuso un esfuerzo considerable, para el que se tuvieron en cuenta innumerables factores: desde los climatológicos, con análisis de las condiciones meteorológicas previstas en la zona de desembarco en la fecha del mismo y en los días posteriores, hasta la forma de abastecer a las tropas una vez desembarcadas, para lo que se llegó a diseñar puertos artificiales (puertos Mulberry) o incluso un oleoducto que trasladaría el carburante necesario a través del canal, PLUTO, pasando por el diseño y construcción, por parte de los británicos, de carros de combate especializados pensados especialmente para apoyar y facilitar el desembarco. (De Wikipedia)
Estamos hablando de la persona que tuvo a cargo la mayor operación militar de la historia contra un enemigo implacable.
Piensa la presión que sentirías de revisar una y otra vez todos los puntos obsesivamente. Revisar si la cantidad de alimento alcanzaría para las tropas. Si tendrías como hacer llegar ese alimento al frente.
Pero un dato poco conocido del mismo general, previo a la invasión de Italia por parte de más tropas aliadas (campaña clave como antecedente al día D) le escribió a su esposa una carta que decía:
Hemos hecho todo lo que pensamos, las tropas están listas, todos están haciendo lo mejor. La respuesta está en las faldas de los dioses.
Ese es el tipo de persona que entiende que hay que dar lo mejor, e independiente de lo que suceda, estar tranquilo con que lo hiciste.
¿Y el Mundial?
Seguro que los días previos al partido en cuestión, los jugadores de Arabia Saudita estudiaron las fortalezas y debilidades de los jugadores argentinos, crearon tácticas y practicaron jugadas.
Renard en su brillante arenga les recuerda que vienen a jugar la Copa del Mundo, no a ser espectadores. Y quienes juegan, buscan ganar.
Si tienes esa claridad en tu objetivo y un plan que lo sustente, posiblemente logres dar vuelta un partido difícil.
Se define como: “una definición «falsa» de la situación, que despierta un nuevo comportamiento que hace que la falsa concepción original de la situación se vuelva «verdadera»”.
No digo que le haya pasado toda su historia futbolística lo mismo, obviamente es un tipo que ha entrenado muy duro para llegar a donde está. Sólo aislo que un entrenador en la Copa del Mundo tenga que recordarle a los mejores jugadores de un país que deben hacer su trabajo.
¿Deberían ser fijas las metas? No, pero hay que tener práctica para diferenciar entre un honesto cambio de objetivo a una falta de tesón o perseverancia.