Estuve pensando en qué escribir esta semana y hay un tema que quiero abordar porque me parece que es fundamental para entendernos. También porque hay tantas cosas que no sé que existen 🧬📜🔭, que descubro semana a semana, que me encantaría compartirlas contigo de aquí en adelante.
¿Qué tiene que ver eso con la empatía? Te lo cuento ahora, tranquilidad. 🤫
Como te conté en el post anterior, la falta de seguridad nos hace desconfiar de otros, disminuyendo nuestra calidad de vida. Me parece que si fuesemos más empáticos con las personas que nos rodean y a su vez, nos sintiéramos cómodos en lo desconocido, podríamos aportar positivamente a vivir en sociedad.
Sin embargo, lo que no te conté es que hay tres grandes ideas que me han hecho pensar así y darle una vuelta a la empatía, al “ponerse en el lugar del otro” desde la óptica del conocimiento y de nuestros límites:
Los tres grupos de conocimientos.
El efecto Dunning-Kruger.
Heminegligencia, Daltonismo y nuestros sentidos.
Los tres grupos de conocimientos
Si pudiéramos catalogar todos los conocimientos del mundo con respecto a si los sabes o no, nos quedarían 3 montones (o carpetas en la nube):
Las cosas que sabes que sabes.
Las cosas que sabes que no sabes.
Las cosas que no sabes que no sabes.
Para hacer un ejemplo breve de cada una: tú sabes que sabes leer (sino no podrías leer esto 🤓). Tú sabes que no sabes cómo funciona un reactor nuclear (desconozco si lo sabes, pero es poco probable). Por último, tú no sabes que no sabes, hasta justo ahora, que el instrumento de cuerda más antiguo descubierto es una lira del 2.500 A.C. aprox. en la región de Mesopotamia.

Asumo que no sabías que no sabías lo último, pero también podría ser que no sabías que a la persona que te adelantó bruscamente el otro día, se le estaba muriendo un ser querido e intentaba llegar a despedirse.
Cuando incorporas lo que no sabes de todas las personas, te das cuenta que el tercer montón, el de las cosas que no sabes que no sabes, es por lejos el más grande.
Podrías estar hablando conmigo y decir algo aleatorio que sin mala intención gatilla mi silencio 😶. Me imagino que te costaría entender esa reacción y preguntarme “¿qué pasa?”.
Piensa por un momento en tus relaciones personales, familiares, profesionales, fortuitas en la calle: ¿sabes de dónde vienen? ¿dónde se criaron? ¿qué penas han sufrido? ¿por qué están felices? ¿qué han aprendido? ¿qué les duele? ¿de qué se arrepienten? ¿qué quieren lograr?
El efecto Dunning-Kruger
Sumémosle ahora, el efecto descrito por David Dunning y Justin Kruger, que parafraseando dice: La gente con poca o nula habilidad para una cierta actividad, tiende a sobreestimar su capacidad para realizarla.
Ese resultado, se expandió y se creó una escala similar al siguiente gráfico:
Para cada tema o actividad existirían 4 fases (el nombre da lo mismo):
La cima de la incompetencia: Cuando no sabemos algo, tenemos mucha confianza y damos nuestra opinión acerca de temas sobre los que sabemos muy poco.
Ej. creemos que jugar golf es solo agitar un palo para golpear una bola o que hacer una traducción de un nombre de una película es tan simple como ponerla en Google Translate.
Valle de la desilusión: Cuando comenzamos a leer, aprender o hacer la actividad y notamos inmediatamente que tiene varias ramificaciones, opciones y detalles.
Ej. cuando comienzas a tener tus primeras plantas en tu departamento o cuando quieres entender mejor con qué combina el gin (¡sorpresa! no todo es pepino).
Pendiente de aprendizaje: Cuando a lo largo del tiempo, te involucras en la práctica o el estudio de aquello que quieres aumentar tu desplante.
Ej. las mejoras que verás practicando jiu-jitsu brasileño si vas años a entrenar, serán graduales, pero siempre te darás cuenta que aun cuando te queda mucho por aprender, ya te manejas en lo básico.
Nivel de excelencia: Cuando razonablemente sabes de lo que hablas o dominas una actividad.
Ej. puede que no tengas el Nobel de Química, pero si obtuviste tu doctorado y eres un investigador, es probable que tengas un dominio de tu área que muy pocos tengan y tu opinión considera muchas variables que otros desconocen que existen.
Si por un lado hay muchas cosas que no sé, y otras que no sé que no sé, entonces casi por definición, en muchos temas y actividades estoy en la cima de la incompetencia. El rey 🤴🏽.
Hay una frase de Epicteto que sumada a lo anterior, es muy evidente: “Tenemos dos orejas y una boca, para escuchar el doble de lo que decimos”.
Como las palabras dichas no pueden desdecirse, en todos los casos es un buen consejo callar y escuchar primero.
Piensa nuevamente, en tus relaciones personales, familiares, profesionales, fortuitas en la calle: ¿indagaste sobre lo que te estaban comentando o te lanzaste a “resolver su problema”? ¿estás esperando que haya silencio para poder hablar tú? ¿estás escuchando activamente y preguntando sobre lo que no te quedó claro de sus anécdotas, historias o preocupaciones?
Heminegligencia, Daltonismo y nuestros sentidos
Existe una enfermedad que se llama heminegligencia y que quien la padece, deja de prestar atención a lo que está a un lado de su cuerpo. Dicho de otra manera, es la dificultad para orientarse, actuar o responder a estímulos o acciones que ocurren en el lado contrario al que tuvo la lesión.
Algunos ejemplos de qué sería esto en la práctica si lo padeciera: me comería la mitad de un plato con comida, me afeitaría la mitad del rostro, leería la mitad de los libros (!!) o dibujaría la mitad de un objeto y creería que está terminado.
Lo más importante, para lo que estamos conversando unilateralmente, es que por lo general, la persona tampoco se da cuenta (anosognosia) que sufre de esta condición.
Ahora pensemos en el daltonismo y que por la falta de pigmentos en tus ojos, no puedas distinguir bien entre el rojo y el verde por ejemplo.
Es más, es posible que tu percepción de un aroma sea distinta a la mía o que la sensación térmica que tenemos en el mismo lugar, también pueda ser distinta aun cuando estemos juntos.
Descubrir que existen enfermedades como la heminegligencia, me hizo pensar en cuántas cosas de la “realidad” que daba por sentadas, son sólo tan buenas como la capacidad que tengo para comprender y/o sentirlas.
Recuerdas alguna vez que hayas dicho: “¿cómo tienes hambre si comimos recién?”; “¿no tienes frío? yo estoy muerto de frío”; “¿puedes subir el volumen que no escucho?”; “creo que le faltó sal a la comida.”
Entonces…
Si tengo presente que:
no sé muchas cosas y aún hay más cosas que no sé que no sé,
que en todas esas, estoy en la cima de la incompetencia
y que puedo estar percibiendo mal mi entorno,
Puedo entender mejor a Sócrates: sólo sé que nada sé. Estoy seguro que nada sé y está perfecto, difícil dar vuelta simultánemente los tres puntos de arriba.
Marco Aurelio, emperador romano que escribió las famosas “Meditaciones”, tiene una frase que me gusta mucho y que la relaciono a todo lo anterior:
Yo la interpreto como un: estudia, sé humilde, recaba información y baja de la cima de la incompetencia, sé sano y cuídate, pero nunca impongas ese estándar en los demás, porque no sabes lo qué viven día a día.
¿Qué opinas? ¿me acompañas a bajar de la cima?
Muy buenas tus reflexiones Fran, te felicito porque son de fácil lectura y muy entretenida ( no se si se entiende) ☺️
Me encanto la reflexión !!! Es tan cierto lo que escribes ….creemos que es tan fácil empatizar con el otro , y es todo un arte