La semana pasada fui a un matrimonio. Como no podía ir la Marti, invité a una muy buena amiga. También vi a varios ex compañeros del colegio con quienes estoy conectado en Instagram y Facebook.
He estado leyendo sobre el trabajo profundo y sobre evitar las distracciones para lograrlo. Las redes sociales (RR.SS) nacieron para que viviéramos más conectados a nuestros seres queridos, pero hoy nos engatusan para pasar tiempo mirándolas, usando oscuros algoritmos y técnicas que explotan nuestra psicología para lograr que las usemos cada vez más, rayando en la adicción.
Es más, si haces una búsqueda rápida en internet sobre el (mal) uso de las RR.SS encontrarás que se ha demonizado el uso por sus efectos nocivos en la concentración, por los efectos de sus algoritmos en elecciones de gobiernos, por la proliferación de papadas y posturas poco ergonómicas, incluso por ser una de las causas de la crisis de ansiedad de la generación Z.
Más allá de creer los argumentos y estudios que justifican las críticas anteriores, para mí lo más evidente es lo común de escuchar conocidos que quieren “tomarse un descanso” de las RR.SS o que están en modo “detox”, literalmente desintoxicándose.
¿Por qué entonces usamos las RRSS? ¿Valen la pena? ¿Tienen beneficios? ¿Qué tiene que ver eso con el matrimonio del fin de semana pasado?
El libro y el uso de las RRSS
En “Minimalismo Digital” de Cal Newport, el autor plantea que usamos mal las herramientas digitales de comunicación y sugiere cómo utilizarlas de mejor manera.
No pretendo resumirte el libro porque preferiría que te motives y lo leas. Pero sí, usaré algunos conceptos desarrollados en él.
Si bien el libro se trata de todas las herramientas digitales, incluyendo Google, Wikipedia, páginas de memes, Netflix, etc., particularmente voy a seguir hablando sólo de las redes sociales.
El autor discute que aunque todas las herramientas digitales sirvan para algo y existan razones valiosas para usar todas las herramientas que nos ofrece Silicon Valley, hay que cuestionarse si son la mejor manera de hacer aquello para lo cual fueron creadas.
Imagina que quieres saludar a un buen amigo por su cumpleaños, ¿es la mejor manera de hacerlo un mensaje vía Whatsapp? ¿o valdrá la pena llamarlo? ¿visitarlo en su depto?
También el autor refuerza que tenemos que diferenciar las comunicaciones centradas en el “conectar” de las que están centradas en “conversar”.
Conectar sería todo el contexto comunicativo de las redes sociales, que permiten poner “me gusta” con un corazón o un dedo pulgar hacia arriba.
Conversar, usando el criterio de la profesora del MIT Sherry Turkle, es cuando la comunicación incluye indicios analógicos matizados como el tono de voz o expresiones faciales.
En este punto Newport desmenuza el porqué la comunicación entre seres humanos es importante, pero quedémonos con que evolucionamos a lo largo de miles de años para tener conversaciones en las que absorbemos un caudal importante de información: el mensaje, el tono de voz, la corporalidad, etc.
Todo pareciera indicar además que el uso de las RR.SS le hace creer a nuestro cerebro que estamos al día con nuestras relaciones sociales, que al comentarle a un amigo en la fotos de sus hijos un par de corazones, estamos súper interiorizados de sus vidas. Asumimos que lo bueno y malo que les pase, lo ventilarán en las redes sociales y podremos felicitarlos o animarlos con unos cuantos emoji 😁.
Pero evidentemente es subutilizar nuestra capacidad de comunicación.
Anteriormente he citado amplios estudios que sustentan la afirmación de que el cerebro humano ha evolucionado para procesar el torrente de información que generan las interacciones en persona. Sustituir un flujo de información tan rico por un único bit es el mayor insulto que se le pueda hacer a nuestra maquinaria de procesamiento social. Decir que es como conducir un Ferrari por debajo del límite de velocidad no lo describe ni de lejos; es mucho más preciso decir que es como hacer que una mula remolque a ese mismo Ferrari.1
Entonces, teniendo claro que una de las motivaciones más profundas del ser humano es compartir con otros, vivir en sociedad y entenderse con su tribu, usar las redes sociales puede no ser la mejor manera de hacerlo al evitar que la comunicación pase del nivel de la conexión a la conversación.
¿Y el matri?
Si yo te preguntara para qué usas ej. Facebook hoy, es probable que para “nada” o para “conectar con gente que no veo regularmente, como compañeros de colegio” sería una respuesta razonable. Sobre todo si superas los 30’s.
En mi caso contestaría lo segundo, pero en la práctica me meto como cada dos meses a ver qué libros venden en el Marketplace y termino viendo un video de una restauración de algo antiguo o una broma callejera.
Me pasó que en el matrimonio coincidí con compañeros del colegio a los que no veía hace más de 15 años. Y la verdad es que mutuamente, nos dedicamos unos 40 segundos para intercambiar saludos y “bien también”. Nada más. Buena onda, pero cero onda.
¿Por qué no hablamos más? Estamos conectados en Facebook y en Instagram, podríamos habernos reído del pasado o conversado del presente. Pero todo eso que es teórico y esa conexión vaga de RRSS, se resumió a un “bien también”.
No habíamos sido íntimos amigos hace 15 años, es improbable (mas no imposible) que lo seamos hoy.
Enfrentado a la elección de ir a conversar con dichos ex compañeros o seguir hablando con la buena amiga que me había acompañado, preferí la segunda opción.
Siguiendo la tónica que hablamos la semana pasada del Memento Mori, la verdad es que prefiero seguir cultivando y cuidando las relaciones que me son significativas hoy para que lo sigan siendo mañana.
Sé perfectamente que es bueno crear nuevas relaciones, relacionarse con otras personas, sólo te hago el punto para que pienses: ¿es necesario el tiempo que usas en las RRSS? ¿de verdad sientes que estás cultivando correctamente las relaciones que te importan? ¿le estás dando el tiempo y los espacios de conversación que merecen?
¿Crees que un “me gusta” es equivalente a sentarte a escuchar a tu amigo?
Minimalismo digital, Cal Newport. Pág. 149.
Nunca lo había visto desde ese punto de vista y por lejos es mejor sentarse a conversar con amigos
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