Metas personales: conexión entre crecimiento y goce
Una idea simple para preparar el año nuevo
Entramos al último mes del año. Me ahorraré las frases de que el tiempo pasa volando y entraré directo al tema que anda en mi cabeza estas últimas semanas: tener un objetivo y avanzar hacia él.
Lo traigo a colación precisamente ahora porque es un mes que antecede al año nuevo, a todas las promesas de dietas, hacer ejercicio, cambiar de rumbo, aprender inglés y tantas otras promesas dichas entre calzoncillos amarillos, maletas en los brazos y champaña en la sangre.
Cada vez más me encuentro con este tema en libros o autores que sigo en sus pódcast o redes sociales. Incluso es posible que te hayas topado antes con esto de “seguir tu pasión” o “ama lo que haces” y esas frases motivacionales que suenan bien a la vez que efímeras, se disipan rápidamente de tu cabeza con el siguiente post.
Se me ocurrió aterrizarlo hace un par de semanas, ¿si tuvieras tanta plata que fueras a morir millonario independiente de tus gastos a lo largo de tu vida, qué harías día a día?
Esta pregunta parecerá simple. Incluso alguno podrá pensar que “todos quieren hacer X, que obvia la respuesta”. Sin embargo, recuerda que cada uno tiene distintas visiones, valores y experiencias que nos hacen querer cosas distintas.
La he hecho un par de veces y siempre me sorprende la respuesta, a pesar de creer que conozco a alguien, esa pregunta abre otro mundo. No habla del presente sino del futuro y del potencial.
Ya hace años le hice a un amigo una pregunta similar, pero más acotada: ¿qué cargo te gustaría tener si pudieras elegir cualquiera del mundo? Ejemplo ser presidente de un país, el Papa, rector de universidad, gerente, bibliotecario, jardinero de Versalles, etc.
Date unos segundos para pensar tu respuesta, y aventúrate a decir dos o tres posibilidades más que creas que dirían tus amigos o amigas.
Mi amigo pocos segundos después, sin titubear respondió algo que no se me habría ocurrido nunca: director de un equipo de fútbol. Hasta hoy lo recuerdo como ejemplo de que hay tantas respuestas como personas.
Volviendo a la pregunta original, si sabes qué te gustaría hacer en un mundo hipotético, puedes comenzar a avanzar hacia allá hoy, ¿qué te detiene?
No me gustaría que lo tomes como excitismo barato, como un esquema de hazte rico o incluso “compra este curso para ser feliz en 10 días”, sino como lógica pura.
Por ejemplo para mí, lo que quiero hacer es leer, escribir y volver a hacer clases. Entonces si eso haría si tuviera infinita plata, ¿por qué no parto ahora a leer y a escribir? Lo de las clases, lo veo como algo a mediano plazo, pero voy ahora a construir conocimiento que pueda luego enseñar.
Cero sofisticado, pero efectivo. El mes pasado me dije “leeré 1000 páginas”. Un mes después leí 1.017. Lo curioso es que no las conté entre medio. No era un suplicio ni una obsesión. Sólo fui consciente de que quería leer y le puse una vara para decir “leí tanto como quería”.
De ahí que la lógica de tener un objetivo sirva para dos cosas: no perderlo de vista y darle espacio dentro del día.
Obvio que ese ejemplo puedo ampliarlo:
¿Cómo podría leer si no tengo libros? Tendría que partir con comprar uno o buscar en Wikibooks, algún clásico que pudiera leer en el celular.1
¿Cómo podría leer si trabajo hasta el infinito? Pues acotando mi día laboral. Esto parece una obviedad, pero como nos acostumbramos al entorno, si el resto trabaja, entonces trabajamos a la par. Podemos estar copiando el ritmo de personas que sí quieren crecer profesionalmente y que ese es su objetivo. Con el tiempo he notado que no todos quieren eso.
¿Cómo podría leer si cuando puedo hacerlo me quedo pegado viendo memes? ¿Cómo puedo leer si no sé leer? ¿Cómo puedo leer si no sé qué leer? Etc. Cada una de esas preguntas, necesita una respuesta que a su vez requiere una acción.
De ahí que al tener presente el objetivo, podemos comenzar a avanzar. De a un paso, dos o 10 minutos de trote. Mientras que las otras cosas pierden importancia relativa y ocupan un segundo lugar.
Que ocupen un segundo lugar, no quiere decir que sean inamovibles. Olvidemos las certezas y acostumbrémonos a las escalas de grises.
Por ejemplo, escribir este blog significa sentarme un par de horas a escribir y suelo escribirlo el domingo al final del día, como una suerte de resumen de algún pensamiento que haya tenido recurrente en la semana.
El fin de semana pasado tuve la suerte de que vinieran 2 de 3 hermanos a Valdivia. Eso lo sabía obviamente desde el comienzo de la semana. Como lo tenía claro, me dije “debo escribir antes para no usar tiempo con ellos en algo que perfectamente pude hacer antes”. El post lo escribí el miércoles y luego ajusté algunas perillas el domingo, cuando ya nos habíamos acostado todos.
En resumen, lo que logra tenerlo presente es que pase lo que pase, lo que quiero hacer tiene un espacio para poder hacerlo.
En ambos casos, tanto leer como escribir son actos que hago para mí, porque me gustan. Porque me dejan contento. Por eso, si no los priorizo yo, nadie lo hará por mí. No hay pruebas, no hay reuniones, incluso creo que nadie me diría “No has subido libros el último mes a Instagram, ¿pasa algo?”.2
Sin embargo, ¿por qué es importante? Opino que por tres razones:
Porque sientes que a pesar de las obligaciones de tu vida, haces lo que te place. Lo digo en el profundo sentido del placer y no solamente en el mundano. Un placer que brota de la libertad. No es un arrebato de niño mañoso que quiere ir a donde quiere ir, sino la paz mental de tener miles de opciones y elegir libremente la que harás.
Porque te conecta con la emoción de ser mejor. Pero no mejor en cualquier cosa, sino en lo que te gusta hacer. Las cosas no suceden de la noche a la mañana, como bien sabrán todos los que llevan años haciendo algo. Pero si se comparan con el inicio de su práctica, notarán que habían cosas que soñaban con hacer y que hoy les parecen sencillas, y cada nueva habilidad adquirida trae consigo una alegría profunda que sólo la entiende el que lo vive.
Por ejemplo en mi caso leer me cultiva leer. Noto diferencias entre las plumas de cada escritor, no sólo en la historia de la novela, sino en el cómo la cuenta. Cuando capto esas sutilezas me da una satisfacción profunda, como si instintivamente supiera que si no leyera tanto no habría captado eso y no es algo que compartas con otro, es simple satisfacción.
Porque la práctica sostenida, te hace más experimentado y hace que disfrutes más.
Por ejemplo, si quieres meditar o tocar piano y partes de cero hoy pensando que puedes calmar tus pensamientos una hora al día o sentarte a tocar una fuga de Bach, lamento decirte que con suerte podrás estar un minuto meditando o usarás una sola mano en el piano, si eres crack un par de dedos a la vez. Pero es fácil imaginar que entre más practiques meditar o tocar piano, más irás disfrutando al adquirir nuevos niveles de pericia.
En suma, si sabes qué quieres hacer en un mundo sin obligaciones, es posible que algo puedas hacer hoy.
¿Qué tal si aprovechas este mes para cuestionarte? Así partes el 2 de enero con todo, avanzando un paso (o dos) a la vez.
Estoy leyendo
La hija única - Guadalupe Nettel
- ¿Y crees que sea cierto?
- Pues a mí ya me ha enseñado muchas cosas. Entre ellas que el amor llega en las formas más inesperadas, y que todo puede cambiar en cualquier momento. Para mal y para bien.
(…)
Era verdad que se veía contenta. (…) Al verlos me dije que si existe el destino, también hay un libre albedrío, y consiste en la manera en que nos tomamos las cosas que nos toca vivir.
Cada vez lo veo menos como un impedimento leer en el celular, mal que mal estamos varias horas al día mirándolo, 7 páginas al día no te van a matar y con eso te lees una novela al mes.
Sí me han dicho “no escribiste esta semana”, ¡gracias al que me lo dijo!
Muy bueno! Vamos por ese 2024