Este fin de semana se dio la oportunidad de juntarnos a comer con dos parejas de amigos. Con una de las muchachas conversé sobre lo conveniente o no de que se uniera a una campaña presidencial.
Porque lo razonable y de ahí la duda, entre antes te sumes a una campaña apoyando a un político, en términos de días restantes para la fecha de la elección, es más probable que pertenezcas al grupo de mayor confianza del candidato.
Viceversa si luego de haber ganado, dices abiertamente que lo apoyas o que quieres ayudar, se ve (lógicamente) como un aprovechamiento y es posible que no seas considerado para unirte al grupo de confianza.
Entonces la pregunta era: ¿Qué hacer? ¿Cómo poder disminuir el riesgo sin perder la oportunidad de sumarte temprano?
Riesgo y retorno inevitable, ¿no?
Cuando pensamos en cualquier cambio de trabajo en el que buscamos una mejora versus el trabajo actual, intuimos un nivel de riesgo y un nivel de retorno. En el mejor de los mundos el primero es cercano a cero y el segundo es tremendo.
El riesgo se genera porque hay muchas incógnitas al cambiarte de trabajo: tu futuro jefe/a, tus colegas, tu labor misma, el proyecto, la cultura, el desempeño futuro de la empresa, la economía, etc.
Algunas de esas incógnitas podrás preverlas, por ejemplo pidiendo referencias de tu futura jefa. Otras podrás estimar su probabilidad, como revisando la industria y entender si viene creciendo o decreciendo. Por último habrán incógnitas que no puedes prever ni estimar, como lo que pasaría con la empresa si hay una pandemia o un cambio tecnológico/legal grande.
Entonces si pensamos en un cambio, uno suele darle más vueltas, conversar con más gente y considerar mejor las cosas, sobre todo usando la experiencia disponible a tu favor. Si hoy me llamasen para una empresa de comercio electrónico sería muy distinta la evaluación que puedo hacer del cargo (porque llevo siete años trabajando en esa industria), que si me llaman de una empresa de seguros, cuyas variables críticas desconozco.
Entonces no es que todas las decisiones de cambio de trabajo estén creadas con el mismo nivel de riesgo-retorno. Por mucho que me ofrezcan dos cargos cuyas propuestas sean del mismo nivel de sueldo/bonos/beneficios, pueden no ser lo mismo a nivel de riesgo para uno.
Si el retorno es fijo, ¿cómo bajamos el riesgo?
Lo primero ante una decisión así sería entender bien qué quieres lograr, tu objetivo.
¿Por qué querrías cambiarte? ¿Qué estás buscando? ¿Qué cargo/puesto te gustaría tener después del próximo? ¿Entonces qué debería tener tu próximo trabajo para acercarte al que quieres tener después?
No es lo mismo aceptar cambiarte de trabajo porque necesitas pagar el colegio de tus hijos y no te alcanza versus querer ascender a un puesto mejor.
En la primera situación, podría ser valiosa una empresa más estable como un banco o un supermercado, mientras que en el segundo caso tenga más sentido una empresa tecnológica o de algún otro tópico que esté creciendo aceleradamente porque el “retorno” esperado podría ser efectivamente que el nombre de tu cargo crezca rápidamente con el riesgo de que quiebre la empresa diez meses después.
Al identificar tu objetivo puedes descartar las decisiones que parezcan buenas, pero que no estén orientadas hacia la misma dirección.
También al definir tu objetivo, luego puedes cruzarlo (imagina una matriz), con todo lo que conoces o te gusta, porque ese ejercicio te ayuda a recordar que quizás sabes más del negocio de los malls, de finanzas, de trade marketing, de la industria vitivinícola o de servicio al cliente que de otras industrias/cargos/áreas.
Cada vez que te aproximas a aquello que ya conoces, eres capaz de disminuir el riesgo porque entiendes mejor el trajín de la actividad. Cada vez que te alejes, creas más incógnitas que te es más difícil estimar.
Tener un objetivo que te aleja totalmente de todo lo que has hecho o conocido, no es imposible. Pero no nos mintamos a nosotros y sepamos que sí, será más difícil.
Que sí, en vez de abandonar la consulta odontológica por perseguir ser instructor de yoga, trates de despejar antes las incógnitas. ¿Qué tal si primero haces la certificación en paralelo? ¿Qué tal si haces algunas clases gratis a tus conocidos para ver cuántos se suman, cómo te sientes dándolas, etc.? ¿Qué tal si le pides 30 minutos a un par de instructores para hablar con ellos y preguntarles sobre su día a día, sus dificultades y sus principales desafíos?
Hemos hablado de pedir ayuda, en este caso es tratar de aterrizar las incógnitas con quienes crees que podrían saber, ya sea porque trabajaron antes en ese mismo lugar, haciendo algo similar o con un desafío parecido.
¿Algo más?
La verdad es que antes fijé el retorno, porque a priori, vas a salir a buscar algo y para ese algo hay cierto presupuesto y en la gran mayoría de los casos, no hay mucho que puedas negociar.
Por supuesto que siempre se puede, pero de vuelta, creo que más que eso o antes que eso, la búsqueda y la decisión considerará otros factores y no solo si la empresa X paga 10 pesos más que la Y.
Pero la misma amiga con la que hablaba me dio un tremendo ejemplo. Si bien estaba con la mirada puesta en si dejar su trabajo actual o no, en paralelo estaba insatisfecha con el sueldo que tenía.
Pensaba que había tomado una decisión apurada al aceptar ese trabajo algunos años antes y ahora creía estar recibiendo un sueldo bajo el nivel del mercado.
¿Qué hizo? Lo más estoico que se me ocurre: preguntar sueldos, armar una planilla e ir donde el jefe a pedirle un aumento.
Los estoicos se preguntan ¿qué puedo hacer yo en este situación? ¿qué puedo “controlar”? Lo pongo entre comillas porque por lo general, no controlamos mucho más que nuestra atención y esfuerzo.
Entonces ella fue, la preguntó a sus compañeros de universidad que trabajaban en áreas o puestos similares al suyo, ellos (para su sorpresa) le dijeron su sueldo sin chistar y tras armar una planilla simple para ordenar las datos, le dijo a su jefe que si bien le gustaba trabajar ahí, había hecho esa encuesta y se daba cuenta que estaba pagada muy bajo el nivel del mercado.
Un par de semanas después, su jefe le dijo que lo había consultado con sus socios y que le subiría el sueldo en un porcentaje importante.
Parece chamullo la historia, pero lo importante es que: al identificar el objetivo, puedes también diseñar soluciones que no sean necesariamente “cambiarte” para obtenerlas.
Particularmente la historia tiene dos grandes componentes: es totalmente realizable por cualquiera y el riesgo literalmente es cero, a lo más tu jefe te dice que no o tus compañeros se ponen nerviosos.
¿Qué hacer con la campaña entonces?
Lo curioso de la disyuntiva de mi amiga, es que sabemos que estamos en un ambiente convulso en el mundo político, no sólo en Chile sino a nivel mundial. Hay sorpresas de último minuto, candidatos que emergen o se sumergen en cuestión de semanas.
Si su objetivo fuera vincularse al mundo político, no es un tema de si abandonar o no su trabajo actual, sino más bien ¿qué alternativas se le ocurren, que la vinculen a la política y que no impliquen tanto riesgo?
¿Y tú? ¿Estás en una situación así? ¿Se te ocurre algo que puedas hacer ahora de bajo riesgo y alto retorno?
Libro de la semana
📖 Título: Slow Productivity
✍🏻 Autor: Cal Newport
✏️ Páginas: 222
📚 Editorial: Portfolio, Penguin Random House
Un libro necesario para todos quienes trabajamos en funciones sobre las que la palabra "productividad" tiene una interpretación variable. ¿Somos más productivos porque mandamos más emails? ¿Porque hablamos más/menos en un reunión? ¿Porque tenemos más reuniones? ¿Porque trabajamos en más proyectos simultáneos?
El libro se divide en dos grandes partes. En la primera establece este problema de lo que él llama la "pseudo-productividad" y que no es más que la flojera intelectual de que a falta de una mejor definición, productividad es lo mismo que estar lleno de pendientes, reuniones y actividades.
En la segunda parte del libro Cal desarrolla su respuesta contraintuitiva basada en 3 principios: hagamos menos, en plazos naturales y obsesionándonos con la excelencia. Cuando gestionamos proyectos o iniciativas variadas, suele ser difícil medir la efectividad de nuestros esfuerzo. Además tienen mucho trabajo adicional que pasa desapercibido como las reuniones de seguimiento, presentaciones para dar visibilidad, etc. Las herramientas tecnológicas que en principio nos ayudarían, se vuelven en nuestra contra como los emails y la mensajería instantánea, pidiéndonos atención en todo momento.
Por eso las tres patas de la mesa se retroalimentan. Hacer menos cosas para darle suficiente tiempo y profundidad a cada una de ellas, teniendo plazos y jornadas de trabajo que sean más parecidos a la estacionalidad propia de la vida (con momentos de mayor y menor esfuerzo), todo impulsado por un deseo de hacer las cosas excelente, sin caer en el perfeccionismo sin fin.
Si bien suena muy teórico, la verdad es que tiene recomendaciones prácticas para cada uno de los 3 principios. Si sienten que están colapsados y no saben por dónde partir ordenando sus vidas, este es un libro muy ordenado que te ayudará sin duda.
Francisco, gracias por el artículo. Muy buena la recomendación del libro. Respecto al planteo sobre riesgo y retorno, es interesante visualizarlo desde la perspectiva que traes. Complementariamente entiendo que existen situaciones con cierta complejidad en las cuales no nos encontramos con margen para evaluar las posibilidades sino que hay que apartarse cuanto antes por la salud, e ir resolviendo las nuevas opciones sobre la marcha. Me refiero por ejemplo a ambientes laborales no saludables. Es más profundo del planteo que realizo ahora, pero a lo que voy es que a veces se presentan variables externas que no controlamos, que exceden lo económico, y que también necesitamos cuidarlas para estar disponibles, no sólo para trabajar, sino para la familia y el entorno. Saludos, Dahiana