(N°79) Sobre los valores y el contexto en las decisiones
Entre más claro lo tengas, más rápido podrás continuar
Esta semana tengo una breve reflexión sobre las decisiones que tomamos son tanto un camino que elegimos y otro que elegimos no elegir.
Por ende, nuestras decisiones efectivamente son el resultado de sopesar las opciones, estimar los resultados, escuchar opiniones y consejos, recordar experiencias previas.
Sin embargo, hay algunas encrucijadas en las que la duda sobre la decisión correcta puede ser muy pesada. Como si fuera una mochila de piedras, la llevamos a cuestas día a día, semana a semana esperando que el no parar de caminar haga que en algún momento la decisión se aleje y nos evite tomarla.
¿Cómo aligerar esa carga?
Análisis de las alternativas
Lo primero que uno suele comparar es “beneficios y costos” de las decisiones. Sea cual sea, un cambio de trabajo, un cambio de pareja, una inversión o si tomar una cosita más antes de pedir el uber (aunque con poco análisis… 🥴).
Tras hacer esa primera aproximación, uno tiene a grandes rasgos tres posibilidades:
Evidente ganador: el beneficio de una de las opciones es mucho mayor que la otra y el análisis es nulo porque el beneficio es evidente. Ej. Llevar el paraguas hoy al trabajo porque está lloviendo afuera.
Sorprendente ganador: el beneficio de la opción aparece tras pensarlo y hacer análisis al respecto. Ej. Escuchaste que llovería, ves que no llueve en ese momento, pero al revisar el tiempo, la probabilidad de lluvia en la tarde es superior al 90%, decides entonces llevar el paraguas.
Empate virtual: cuando la decisión involucra muchos beneficios y costos no comparables entre ambas opciones. Suele generar indecisión y ansiedad. Ej. Querer terminar porque no estás contento, no tienes confianza en tu pareja y porque suelen pelear a menudo por trivialidades, pero se conocen hace muchos años, te cae bien su familia y te da pereza ser soltero.1
En el caso de empate virtual, está el corazón del problema. Porque la escala para medir la decisión depende de cada uno. Entonces al pedir, leer o escuchar consejos, vemos que en situaciones similares cada quien elige una alternativa. No vemos una decisión tajante como la que tomamos cuando llueve y llevamos el paraguas.
Es aquí donde el tener claros tus valores y tu contexto te puede ayudar un montón.
Valores y contexto
Los valores de cada uno son complejos, porque están escritos en lo más profundo y suelen cambiar muy poco en el tiempo. Se reflejan en tus acciones y tus decisiones, consciente de ello o no.
Podríamos incluso pensar que como son una parte tan fundamental de nuestro ser, una manera de saber qué creemos puede ser preguntarle al resto cómo nos ven. Si alguien dice que eres puntual, lo dirá porque siempre te ve llegar a la hora y viceversa. Esa puntualidad luego puedes preguntarte si es importante o no para ti, porque puedes querer ser puntual porque no te gusta correr o porque valoras el tiempo del resto y no quieres que te esperen.
Por eso tener claros tus valores, ayuda a que tomes decisiones que luego son evidentes para ti. No tienen por qué ser evidentes para el resto. El mismo valor puede tener raíces distintas y más que juzgarlo, es simplemente conocerte.
El contexto por otro lado, es aquello que matiza y nos aterriza a que la vida en sí no es justa ni le importa qué decisión tomes. No quiero sonar negativo, sino lo digo en el sentido estoico de que la vida es y punto. Mágicamente no se arreglará tu vida por descubrir que te gusta ayudar al resto y decidir convertirte en voluntario de bomberos.
Entonces si tienes una deuda muy grande y crees que lo mejor es tomar la decisión de renunciar a tu empresa un mes antes de que paguen un bono que te ayudaría a pagar un gran porcentaje de la deuda, no podemos obviar ese contexto.
No podemos ignorar que incluso hay momentos en los que preferiríamos estar tranquilos porque tenemos algo importante pronto. Probablemente a nadie le gustaría divorciarse a un mes de terminar la tesis del doctorado. Aunque suene raro, el problema “puede esperar” a ser resuelto con más ancho de banda mental un mes después.
En este punto, los valores que pueden parecer muy etéreos hacen contrapeso a la realidad del contexto. El punto es que también los valores actúan aligerando ese peso brutal, porque siempre podemos esperar un mejor momento. Esa no es una manera correcta de sopesar el contexto.
La vida es compleja y esperar a tener la bandeja del correo vacía, la lista de pendientes con todo tachado, es como esperar a que la sala de urgencias de un hospital esté vacía.
El análisis del contexto matizado con tus valores le da un sentido de urgencia a la decisión. Hace que sí puedas esperar un rato, pero no en exceso y que luego pases a arrepentirte de no haber hecho algo desde antes.
Claridad y rapidez
Al igual que cuando quieres cocinar y despliegas los ingredientes sobre el mesón para que no te sorprendas en la mitad de la preparación, ante una decisión cuyo análisis mental te lleva a un empate virtual, te sugiero que te sientes a escribir.
Escribir aporta mucha claridad porque no hay filtros entre la mente y tus dedos. Ya sea que prefieras un teclado o lápiz, enfréntate a lo que hay debajo de ti.
¿Por qué te importa la decisión? ¿Qué es lo mejor y peor que puede pasar en ambas opciones? Si pasa lo peor, ¿es realmente malo? ¿Qué decisión tomaría si ignoro el impacto económico, social y la opinión del resto?
Cuando reflexionas ese tipo de preguntas, a consciencia, a lo largo de días o semanas si es importante la decisión, hay un momento en el que la balanza se carga con fuerza hacia un lado.
Ese momento suele ser casi un eco del “¡Eureka!” de Arquímides, en cuyo momento entiendes qué es lo importante de la decisión. Probablemente no es el terminar o no terminar, la modorra de conocer a otra persona, sino el miedo a quedarte solo. Esa realización te permite abrir una tercera opción en la que decides ir a terapia para resolver la inseguridad que al final, te perseguirá con esta o la siguiente.
El momento eureka, aplana el camino para que tomes la decisión y no pierdas más tiempo, sino que avances y sigas buscando lo mejor para tu vida.
¿Tienes alguna decisión en el tintero?
Libro de la semana
📖 Título: Todo lo que encontré en la playa
✍🏻 Autor: Cynan Jones
✏️ Páginas: 124
📚 Editorial: Chai Editora
Una novela sobre dos hombres que no se conocerán. Ambos necesitan dinero. Ambos coquetean con la idea de que podrán sacar adelante una transacción peligrosa.
Cynan Jones es un escritor galés que describe en esta novela, con mucho detalle la faena de un pescador, la flora y fauna de las islas del norte.
En varias partes me llamó la atención que las descripciones no produjeran tensión sino tedio. Me pareció que para ser una novela negra tiene esos matices de naturaleza que la suavizan quitándole ímpetu.
Es una novela que el mismo escritor en el prólogo la ve “factible”, que podría estar pasando ahora. La imperiosa necesidad de satisfacemos lleva al humano a arriesgarse, a veces, en exceso.
*Al usar el botón tienes el mismo precio y me apoyas 😁 ¡gracias!
Por muy evidente que te pueda sonar la respuesta, depende de lo que valores, porque he conocido gente que se mantiene en sus relaciones sólo por lo último.