Prever: El antídoto al existencialismo
Praemeditatio Malorum es tu arma contra el sentimiento de futilidad
¡Feliz Navidad! Espero que hayan tenido unas lindas fiestas junto a sus seres queridos y hayan aprovechado el feriado.
Esta semana estuve leyendo “Breve historia de Valdivia”, de Isabel Montt. En él, se narra desde la fundación de la ciudad, las diversas destrucciones y tomas por parte de españoles, indígenas y holandeses, terminando con la Toma de Valdivia por parte de Lord Cochrane y sus camaradas.
Como sabes, he estado pensando bastante en el tema de las metas personales, la planificación de dichas metas y la disciplina que se requiere para avanzar en la dirección que quieres.
Les quiero leer este breve recuento de lo que pasó en Valdivia en la primera mitad del siglo XVIII:
En 1720 se desató una hambruna tan espantosa que los escuálidos habitantes se vieron forzados a sacrificar todos sus caballos. (…)
En 1736, la peste diezmó a la mitad de la población; el 29 de abril de 1737, estalló un terrible incendio y el 24 de diciembre del mismo año, tras una erupción del volcán Osorno, un fortísimo terremoto destruyó la ciudad. En 1742 se declaró otro incendio y en 1748, un tercero, llamado por su magnitud “el universal”.1
Si sólo tomo la última parte, en 12 años tuvieron una plaga, tres incendios y un terremoto.
¿Para qué planificar y ponernos tanta meta si estamos a merced de los vaivenes del destino?
Escuchando un pódcast esta semana, uno de los que estaba hablando le explica al otro que no podemos predecir el futuro:
Piensa en los eventos que más han impactado la economía norteamericana en las últimas dos generaciones: 9/11, la caída de Lehman Brothers, el COVID. El común denominador de todas esas historias es que nadie las vio venir. No estaban en la prensa. No estaban en las predicciones financieras. Nadie estaba en TV hablando de eso. Pero hicieron todo el daño en dos segundos.2
¡Y claro! Es tremendo que todas las proyecciones que uno puede hacer, los cálculos, los supuestos, siempre parecieran quedar cortos ante la aleatoriedad del mundo.
Nos acostumbramos a mirar un número, una métrica, cuando el mundo está lleno de matices, escalas de grises y definitivamente es multifactorial y caótico.
Volviendo a la “Breve Historia de Valdivia”:
Al anochecer, mientras reinaba la más completa calma y los vecinos se preparaban para el descanso, comenzó a temblar la tierra con gran violencia. El movimiento era tan impetuoso que no permitía a las personas mantenerse en pie y caían unas sobre otras al pretender ayudarse. La tierra se abría en profundas grietas y los edificios se derrumbaban. El mar se salió de su lecho, y en el río se produjo el increíble espectáculo de dividirse las aguas, corriendo una parte hacia las fuentes y la otra hacia el mar. Durante un cuarto de hora la tierra tembló sin cesar.
Esta narración uno creería que es de 1960, sin embargo es del 16 de diciembre de 1575.
Si aplicamos el mismo criterio que decía el invitado del pódcast, antes del 27/02 en Chile, ¿alguien estaba pensando que habría un terremoto y maremoto? ¿antes del incendio de Valparaíso que por cuatro días azotó inclemente los cerros en abril del 2014? o incluso ¿antes de la erupción del volcán Chaitén?
Por eso a simple vista, somos un tronco en la mitad del océano o un cúmulo de átomos en un espacio del universo.
Podríamos caer en una espiral de existencialismo y depresión, que no nos conduce a nada. Porque nuestros planes los puede barrer de un sólo plumazo una ley, un borracho manejando, una jefa malintencionada, un movimiento telúrico, un doctor negligente, una abogada inescrupulosa, un maremoto, etc.
Te propongo otro opción. Consiste en otro término estoico en latín (para que tenga más peso): Praemeditatio Malorum.
Visualiza lo negativo. Piensa en todo lo malo que puede suceder. Prepárate para lo peor esperando lo mejor. Es más o menos esa línea de pensamiento.
¿Por qué esto, que suena como una manera bastante deprimente de vivir, podría resolver la crisis existencialista?
Pues bien, primero voy a tomar 3 citas distintas de muchachos que lo han escrito:
Prever los males futuros alivia su llegada. - Marco Tulio Cicerón3
Al despuntar la aurora, hazte estas consideraciones previas: me encontraré con un indiscreto, un ingrato, un insolente, un mentiroso, un envidioso, un insociable. - Marco Aurelio4
Los efectos de lo que no se espera son más aplastantes ya que al desastre se suma el peso de lo inesperado. - Séneca
Esta idea es poderosamente simple. Porque efectivamente aquellos males futuros, que habrán seguro, no podemos sumarles también el peso de no haberlo esperado.
No quieres ser el que pierde toda la plata invirtiendo cuando es de conocimiento público que “no se ponen todos los huevos en la misma canasta”; no quieres que te despidan de un día para otro y no tengas ahorros para hacer una transición con más calma; no debería sorprendernos tener enfermedades si tenemos malos hábitos, etc.
Al imaginarme con los dolores de espalda que ya estaba teniendo, tratando de levantar sobrinos a los 50, claramente que me preocupé y me puse a hacer algo hoy para remediarlo.
Es ahí la conexión entre todo lo que hemos conversado y este punto: cuando imaginas lo que puede pasar, comienzas a prepararte desde hoy.
¿Si te despiden no tienes cómo pagar el colegio de los niños? Dale, comienza a ahorrar ya una porción de tu plata para eso.
¿Si te enfermas, no tienes ningún seguro complementario? Quizás conviene cotizar.
¿Tienes miedo porque fallezca algún ser querido? Levanta el teléfono y llámalo o mejor ¡visítalo!
¿Crees que habrá una guerra nuclear porque ves muchas conspiraciones? Perfecto, compra bidones de agua y latas de atún.
En cualquier caso, esta es la componente del plan que te arma el piso para seguir estando tranquilo porque sabes que ya tienes planes preparados en caso de que sucedan las cosas que nadie quiere que lo hagan, pero suceden igual.
El domingo 24 a las 00:24, estaba sentado en el computador cuando comenzó a temblar. Suave, pero pensé “estoy en un noveno piso, en la ciudad donde fue el mayor temblor registrado de la historia”.
Ahora sé que para la próxima, al menos debería ponerme zapatos, agarrar mi celular y abrir la puerta del departamento.
Ahora puedo seguir cerrando el año :)
Libro de la semana
📖 Título: Yo sé lo que sé
✍🏻 Autora: Kathryn Scanlan
✏️ Páginas: 158
📚 Editorial: Fiordo
Kathryn conversó tres años con Sonia. De estas conversaciones extrajo con cuidado, anécdotas variopintas de su vida.
“Yo sé lo que sé” es la vida de Sonia narrada con precisión. Una vida vinculada a la hípica. Nos enteramos desde cómo llega a conocer su primer caballo y cómo su madre se esfuerza para comprarle uno a su obsesión de pequeña por ir a trabajar como palafrenera (moza que cuida los caballos).
Luego cómo enfrenta este mundo tan desconocido, con tantas rutinas y códigos propios. Como aprende, trabaja, viaja y vive rodeada de caballos. Personajes que como ella orbitan el hipódromo, van quedando retratados escueta y totalmente.
Tristemente, también un mundo con abusos de poder y hacia la mujer sólo por serlo. Donde la frecuencia del abuso la prepara luego para trabajar en una cárcel.
Lindas metáforas entre caballos y humanos. ¿No nos sentiríamos desmotivados si nos hicieran correr junto a competidores olímpicos? ¿O si estamos enfermos la abundancia en el plato nos da náuseas?
Sorpresivamente, me dejó algunas reflexiones sobre el goce del trabajo. La elección entre cola de león o cabeza de ratón. El volver a comenzar.
La mayor de las lecciones es el recordatorio que en una vida anónima puede haber suficiente como para una novela. Por eso leer ficción es tan ilustrativo de la realidad.
Dicen que uno nunca se saca las carreras de la sangre. Sigo soñando con ellas casi todas las noches.
Pensé: Este es el Derby de Kentucky y yo estoy aquí; es mi sueño. Empecé desde abajo y trabajé hasta llegar a lo más alto. Pero no tenía un puesto importante como en los hipódromos un poco más ordinarios: trabajaba de peona, no de entrenadora. (…)
El trabajo era más fácil, los caballos estaban más sanos, las pistas eran preciosas. (…)
Pero mis triunfos como entrenadora y vareadora eran más importantes en esos hipódromos baratos. Empecé a pensar: Guau, ¿esto es todo?. Esto es terrible. No lo quiero hacer más.
*Si te interesa comprar el libro, puedes usar uno de estos links que sin costarte más, me aportarán para seguir leyendo y escribiendo:
Breve Historia de Valdivia, Isabel Montt Pinto, págs. 37-38.
Traducción del latín, al inglés, luego al español: https://www.cambridge.org/core/books/cicero-and-the-early-latin-poets/cicero-and-the-poets/8473749A560F388DAC142911A8DD2ACC
Meditaciones, Marco Aurelio, pág 57 del PDF.