La semana pasada finalizó un taller de mindfulness al que asistí con un amigo. Después de experimentarlo, mi amigo decidió realizar este taller una vez al año para ayudar a sus pacientes y a quienes estuvieran interesados.
En la última sesión, llegado el final de la misma, nos dijo que podíamos dar un regalo al resto del grupo: un poema, una canción, una frase o lo que fuese (considerando que era un taller virtual).
Tras recibir canciones, citas e incluso oraciones, llegado mi turno de darles algo pensé en la frase de Nietzsche:
¡Y demos por perdido el día en que no hayamos bailado al menos una vez! ¡Y sea falsa para nosotros toda verdad en la que no haya habido una carcajada!1
Mi interpretación es que es menester recordar que las verdades son circunstanciales hasta que aparezca la siguiente. Son aquellas, que se disfrazan de verdad incuestionable, las que menos argumentos tienen.
Para dar un ejemplo cualquiera: si crees que tu jefa te dijo algo pensando en hacerte daño, puede ser perfectamente que ella quiere lo mejor para ti. ¡Ríe de lo absurdo de tu primer pensamiento! Ese que pensaste que era verdad.
Hoy sólo quiero hacerte esa reflexión desde una tontera que me pasó hace años.
Una pequeña historia
Hace mucho tiempo una compañera de la universidad, sentada al lado mío y sintiendo que se movía la mesa sobre la que apoyaba sus apuntes, notó que se debía a que mi pie subía y bajaba de manera automática.
Me miró, me agarró el brazo y dijo:
Contrólalo.
Sin subir la voz, sin aspavientos, pero con firmeza caló profundamente su orden y luego, cada vez que sentía el impulso de mover el pie automáticamente escuchaba el “contrólalo”.
Me hacía todo el sentido del mundo: ¿por qué mi cuerpo se mueve sin que yo le ordene el movimiento? No me hacía sentido que no pudiera “controlar” algo como mis piernas.
Incluso me la topé en un matrimonio este verano tras años de no vernos y le dije “hasta el día de hoy me acuerdo de blabla” y le conté esta breve historia. Ella me respondió “Sí jaja, me carga la gente débil que no se puede controlar”.2
Esto cambió hace poco porque me ha dado por escuchar el podcast de Andrew Huberman, un neurocientífico de Stanford que habla sobre bienestar en general.
¿Qué tiene que ver? Pues que en medio de un par de episodios, Huberman comenta un estudio que sugiere que los movimientos de “fidgeting” son responsable de dos tercios del aumento de uso energético que uno genera al comer en exceso. En otras palabras: comes de más y comienzas a moverte para quemar esa energía extra (cerca de 800 diarias).
¿Qué es el fidgeting? Son movimientos pequeños como mover las piernas, tamborilear sobre una mesa o jugar con los juegos que tienen “fidget” en su nombre.
El estudio investigó el papel de la “termogénesis de actividad sin ejercicio” (NEAT por sus siglas en inglés) en la resistencia al aumento de grasa en humanos. NEAT es la energía gastada en actividades distintas al ejercicio, como el “fidgeting”, el mantenimiento de la postura y otras actividades físicas de la vida diaria (como subir una escalera).
En el estudio notaron que cuando sobre alimentaban a los sujetos del experimento, aumentaban las actividades NEAT como si el cuerpo tratara de quemar el exceso de energía. El estudio también encontró que las personas que eran más resistentes al aumento de grasa tenían niveles más altos de NEAT. Esto sugiere que la NEAT puede determinar quién tiene más probabilidades de aumentar de peso tras comer en exceso.
Entenderás que después de años de “controlar” mis movimientos, escuchar otra cara de la misma moneda me dejó plop 😲
En el fondo tras escuchar el “contrólalo” consideré esos movimientos como algo que uno es capaz de controlar y nada más.
¿Cuántas palabras, acciones, ideas tendré en mi cerebro que están mal desarrolladas, planteadas e incluso sesgadas?
Antes de discutir, ríe
Antes de que colapses bajo el peso de las verdades, creo que no es necesario hacer una revisión estricta de absolutamente todo. Sí creo que es un llamado de atención a mantenerse alerta.
Alerta cuando uno escucha una idea distinta o contraria a lo que crees: ¿sientes incomodidad, rabia, un impulso por corregir? ¿la persona que lo dijo está loca, no entiende nada, es tonta?
Es ahí cuando vas a responder airado, en ese preciso instante donde te invito a reír.
No serás menos persona por tratar de entender al otro. No serás menos por escuchar que te equivocaste. No serás menos si te gustó más la idea del otro que la tuya. No pasará nada si no le respondes, las conversaciones no deberían ser competencias.
E incluso podríamos decir que serás más. Más empático, más atento, más humilde, más humano.
Entre más leo, más escucho y más veo, más se abre la cancha para conocer más y más cosas. No solo en amplitud de temas, sino porque los mismos temas aumentan en complejidad y se mezclan con otros obteniendo niveles de significado.
¿Se te ocurre algo que sueles pensar como verdad incuestionable? ¿Te atreves a validar su veracidad? (incluso pregúntale a Chat GPT: “¿Es cierto que X?)
Yo al menos seguiré bailando como dice también la cita de Nietzsche. Quién sabe si entre el baile y las risas, aprovecho de mantener los rollos bajo control.
Recursos:
Libro: Así habló Zaratustra - Friedrich Nietzsche, recurso de dominio público.
Podcast: Dr. Susanna Søberg: Cómo usar la exposición al frío o al calor para mejorar su salud (en inglés).
Estudio: Role of Nonexercise Activity Thermogenesis in Resistance to Fat Gain in Humans (en inglés).
Artículo: Fidgeting can actually help you burn up to 800 calories each day, Quartz (en inglés).
De tablas vieja y nuevas, 25; Así habló Zaratustra pág 131 del pdf que dejé en la sección de Recursos.
Es buena persona, pero de que tiene un carácter tajante no podría negarlo.