Los Juegos Panamericanos Santiago 2023 me han sorprendido mucho estas semanas. Me ha gustado ver el nivel de organización, la cantidad de atletas, sus historias y proezas físicas.
Espero que muchos jóvenes (y por qué no otras Tías Tanias1) se motiven con alguna de las 40 disciplinas en que los atletas disputaron medallas.
Sin embargo Isabel Ortega, en su cuenta de Instagram @laviejadelenguaje compartió un par de ejemplos de usos inapropiados del lenguaje, sin querer me imagino:
En este post se destaca la pérdida del oro, más que la obtención del segundo lugar. Que podrá sonar conformista, pero también no deja de ser un hecho a destacar.
En este post el gancho del titular alude a características físicas, más que por ejemplo atributos de competidora (“Imparable”). Ni hablar de la diferencia con el título de la nota del chileno Santiago Ford.
Con estos ejemplos recordé algo que me pasa cada vez más en el trabajo.
Para bien de la humanidad, durante el siglo XXI se ha vuelto cada vez más común hablar de los sentimientos. Esto lo vemos en conversaciones de pasillo, en anécdotas de que esto o lo otro me lo mencionó la psicóloga o también en las series, libros y películas: no sólo importa la acción, sino también el sentimiento del protagonista.
Es tan presente el sentimiento, que noto cada vez más en reuniones la frase “yo siento” antes de expresar una opinión. Es aquí donde me parece adecuado no ser tan laxo en el lenguaje.
Decir yo pienso, yo creo o yo siento para lo mismo sería obviar las sutilezas del español y de cómo el lenguaje nos forma una imagen del mundo. Para ser más claro:
Pienso que: antecede una opinión que está en proceso de formación. No es concluyente, pero expresa un punto de vista para aportar otra mirada a la conversación.
Creo que: antecede una opinión formada. Idealmente formada a través de más de una vuelta, pero formada al fin y al cabo. Plantea a la conversación un bando. Suele sonar más inamovible que un “pienso que”.
Siento que: antecede algo incuestionable. No porque la idea sea incuestionable, sino que al asociar una idea a un sentimiento se está asociando una identidad a esa idea u opinión. Esto hace que dicha opinión pase a ser como una regla de la conversación.
En una conversación de amigos puede que pase más desapercibido, pero en el contexto laboral cada vez que escucho que alguien siente que deberíamos modificar X o que siente que la razón porque la que pasa algo es Y, como que no me da pie para construir sobre esa idea ni tampoco discutirla.
Esas sutilezas del lenguaje son pasadas por alto porque el lenguaje evoluciona: una palabra que se usa para algo que no tiene relación con su significado original2 o una expresión puede significar una cosa para uno, pero no para todos3.
Por eso como está de moda “sentir”, cuando alguien dice “yo siento que deberíamos tomar este camino y no el otro”, me da la impresión de que como se le apareció en el cerebro la idea de que un camino era mejor que el otro, eso es un sentimiento y por ende, lo “sienten” así.
Los sentimientos son las experiencias subjetivas y conscientes de las emociones y las emociones a su vez, son reacciones fisiológicas instantáneas ante un estímulo.
Volviendo al ejemplo de los dos caminos, digamos que uno me generó una emoción positiva la cual interpreto como correcta en desmedro de la otra que me generó una negativa o nula.
Entonces hay una confusión entre una emoción que es generada quizás a partir de una idea, con la idea misma. Se confunde la interpretación subjetiva con un argumento objetivo.
Los pensamientos en sí, no son ni buenos ni malos. El adjetivo se lo agregamos innecesariamente, cargando el pensamiento de atributos que no le son propios.
Para un estoico una de las máximas sería “controla tu percepción”, porque las cosas suceden, los pensamientos aparecen y desaparecen, pero si uno le agrega una emoción, le adhiere una carga emotiva que empaña la percepción.
Historias abundan de la frase “No hay mal que por bien no venga”. Una noticia en principio negativa, puede tener un giro inesperado. Ese despido puede significar una posición mejor en otro lugar. Esa terminada dolorosa puede empujarte a buscar una relación mejor.
Por eso los estoicos son particularmente enfáticos en señalar que por difícil que sea, es mejor no adherirle adjetivos a los pensamientos para evitar tomar decisiones equivocadas. Podemos estar llenando nuestros argumentos de experiencias subjetivas, que son valiosas, pero no me queda claro que sean valiosas en todos los contextos, menos en aquellos en los que los números y los fundamentos lógicos abundan.
¿Qué opinas? ¿Crees que es válido sentir un argumento o es un mal uso del lenguaje?
Recursos:
Artículo: Qué es sentimiento. Diccionario médico, Clínica Universidad de Navarra.
Zhiying Zeng alias Tia Tania (57), Paulina Vega y Daniela Ortega, consiguieron como equipo la medalla de bronce en tenis de mesa.
Bizarro: Que es valiente y decidido. ¡Qué bizarra la definición! 🤪
Esta semana le dije a un colega argentino que su presentación estaba tan buena que “la cagó”. Me preguntó qué tenía de mala 😰. También pasa dentro de Chile con cosas tan simples como el nombre de la Marraqueta - Pan Batido - Pan francés.
Muy bueno! También escucho cada vez más el "yo siento" y me parece muy bien reflexionar de que este no es el término correcto para todos los casos. Gracias por tu reflexión :)