Cambios encadenados al largo plazo
Caminando por Valdivia, de casualidad vi una frase en la parte alta de un muro que decía:
¿Sabías que antes del incendio de 1909 la calle tenía este nivel?
Justo la semana pasada te comentaba sobre los cambios y que existen algunos que son impredecibles.
Te contaré sobre el incendio de Valdivia de 1909, pero antes sobre el terremoto de Valparaíso de 1906. En ambos casos, un evento sobrepasó los esfuerzos de una ciudad, generando cambios locales y estatales que permanecen.
Hubo temor, acusaciones, saqueos, el presidente fue a visitar la localidad y se cambió el esquema de calles de ambas ciudades. El evento repercutió decenas de años.
El efecto incluso se concatenó a otros eventos no relacionados que configuraron condiciones para el desarrollo de ambas comunas.
Terremoto de 1906, Valparaíso
Mientras muchos porteños se sentaban en sus casas a comer, el 16 de agosto, cerca de las ocho de la tarde, un terremoto de cuatro minutos de duración asoló la ciudad. Pocos minutos después una réplica de dos minutos, más fuerte que el movimiento original, terminaría por sembrar el caos.
Gran parte de la ciudad en el piso y miles de muertos. Para rematar los 15 infernales minutos, al romperse las cañerías de agua, durante 3 días no pudieron controlar los casi cuarenta incendios simultáneos que surgieron probablemente por el volcamiento de cocinas o por las roturas de las cañerías de gas.
Tras remover los escombros, comenzó la reconstrucción. Aprovechando la oportunidad se ensancharon calles, se abovedaron y pavimentaron esteros creando las Av. Francia y Argentina, se trazó la calle Pedro Montt (Presidente en la época), se creó la plaza O’Higgins, entre muchas otras obras que terminaron por configurar lo que hoy se llama sector del Almendral o “el plan” de Valparaíso.
Ese mismo año se crearía el Servicio Sismológico de Chile.
Sin embargo la destrucción del casco histórico sumado al bajo nivel de inversión estatal para realizar la reconstrucción1, hicieron que la cercana ciudad de Viña del Mar viviera una suerte de boom inmobiliario en el eje de las calles Álvarez/Viana, poblándose con los desplazados de Valparaíso.
Si a eso le sumamos la posterior apertura del Canal de Panamá (1914) y el invento del salitre sintético terminaría por sepultar los tiempos de gloria del puerto. Tiempos en que era mucho más que una ciudad “que tuvo tiempos mejores”: un centro neurálgico del comercio del país.
Teniendo el periódico más antiguo del mundo de habla castellana en circulación ininterrumpida (Mercurio de Valparaíso), una bolsa de valores que movía más dinero que la de Santiago, el primer cuerpo de bomberos de Chile, el primer telégrafo de Latinoamérica (con Santiago) y el primer liceo secundario, es impresionante cómo una configuración de situaciones naturales, aleatorias e incluso políticas, pudieron quitarle protagonismo a la ciudad estrella del siglo XIX.
Incendio de 1909, Valdivia
Tan sólo 3 años después del terremoto de Valparaíso, pasada la medianoche del 13 de diciembre, en una de las casas del centro de la ciudad comienza un incendio.
Al ser una casa de madera, pareada con otras casas de madera de estilo alemán que abundaban en el centro, el incendio rápidamente se propaga creando horas más tardes una gran pira a lo largo de 18 cuadras del centro.
Muy pocos edificios en el centro estaban hechos de concreto. Esos se salvaron, pero del resto quedó poco más que cenizas.
Comparado a la destrucción masiva de Valparaíso, fue cerca de un 10% del costo de las pérdidas materiales. Al menos en este caso no hubo víctimas humanas que lamentar.
Posteriormente, tras la visita del presidente Pedro Montt, comenzó la restauración del centro. Se aprovechó de rebajar y corregir el trazado de calles, que a diferencia de hoy no tenían una configuración de damero español como acostumbran tener las ciudades en Chile.
Una sutil diferencia con el caso anterior es que al igual que Punta Arenas hoy, la gente de Valdivia no se sentían chilenos sino valdivianos. Por lo cual el efecto de la reconstrucción generó un fuerte refuerzo a los vínculos que tenían los valdivianos entre ellos. Incluso se dice que evitaron solicitar ayuda al gobierno central para la reconstrucción.
Todo esto sería valioso para poder soportar al igual que Valparaíso, el estrago económico que resultaría de la apertura del canal de Panamá, las primer guerra mundial y la crisis de 1930. Esto porque Valdivia al tener tanta inmigración alemana, tenía mucho comercio con dicho país y resumamos que fue un siglo duro para los germanos.
Ni hablar del terremoto de 1960 que terminaría de configurar la historia de la actual capital de la Región de Los Ríos.
Cambios de largo plazo
El COVID-19 podría ser una suerte de incendio/terremoto/tsunami para nuestro siglo. Pero un terremoto de alcance global. Un global que afecta todas las localidades y poblados humanos.
El debate de si volver o no a la oficina, que se discuta sobre la soledad, las consecuencias sicológicas del encierro, las noticias falsas, los movimientos antivacunas, el aumento de la conciencia por la salud, etc. Son réplicas de la pandemia.
Sin duda que los cambios obligan a sacudir lo viejo e incorporar (a la fuerza) lo nuevo. Como las hojas de una planta que van cayendo o marchitándose para dar espacio a una sana renovación, los mismos sistemas humanos (sociales, políticos, económicos) tienen esos temblores internos que obligan a mirarlos y reacomodar las piezas.
No tengo idea cómo la pandemia se encadenará con otro cambio y menos con el siguiente que venga.
Lo que sí sé, es que podemos esforzarnos por no verle el lado negativo: gracias a la pandemia puedo vivir en Valdivia sin dejar de trabajar “en Santiago”.
¿Qué tanto crees que perdurarán las “réplicas” del COVID? ¿Qué cambios crees que gatillarán?
Por otra parte, ¿qué impacto tuvo el terremoto y tsunami del 2010, los incendios de Valparaíso del 2014 o el incendio reciente en Viña, además del dolor a quienes sufrieron sus consecuencias directas? ¿Crees que un incendio/terremoto pueda tener repercusiones profundas hoy?
La inversión total del Estado para reparar los estragos del sismo alcanzó los diez millones. Cifra ínfima si se considera que los daños ascendieron, según una prudente estimación, a los 237 millones de pesos de la época.