Disciplina: lo que une Plan y Ejecución

Otra idea para fin de año

He estado leyendo bastante sobre cómo enfrentar de mejor manera los desafíos de la vida cotidiana, sobre todo cuando éstos son múltiples y/o cuando se te acumulan las cosas que quieres hacer y no te alcanzan las horas del día para hacerlas todas.

Por eso y para ir aterrizándolo con ustedes durante diciembre, primero hablamos de las metas y su estrecha relación con la sensación de bienestar:

Metas personales: conexión entre crecimiento y goce

También, que priorizar implica decir que no. Dejar de hacer aquello que parece provechoso, porque tenemos mejores cosas que hacer:

Dejar de Hacer: El Arte de Liberarse de lo Inútil

Sin embargo, he encontrado que una de las palabras más importantes relacionadas a planificar y priorizar es disciplina.

Puedo tener las metas más loables. Las metas reflexionadas y divididas en partes totalmente abordables. Cada una con su propio alcance definido y puntos de revisión agendados (para saber que sigue siendo tu meta).

Luego cada hora de tu vida planificada por minuto. Lindos calendarios llenos de colores, agendas anuales, mensuales y semanales llenadas con todo tipo de recordatorios y eventos importantes.

Además en ese proceso de planificación, priorizaste un par de áreas de tu vida para este año. Entonces tu calendario tiene pocas áreas, pero cada una con muchas horas destinadas a desarrollarla.

Sin embargo, llega el lunes.

Despiertas con sueño porque el domingo te quedaste hasta las 1:30 pegado en TikTok. Te levantas apurado pensando que harás deporte en la tarde en vez de la mañana para no llegar tarde al trabajo. Tu linda planificación se ve interrumpida por una serie de reuniones de último minuto que son “urgentes” y como tú sólo tenías agendado algo que puede esperar como planificar una mejora de algo que funciona, algo importante pero no urgente, tu agenda se desordena.

Al final del día cuando pretendes ir al gimnasio, lees el Whatsapp de un amigo que te invita a tomarse una cerveza. Piensas en el calor que hace, el cansancio y que siempre puedes empezar mañana a hacer deporte. Llegas a tu casa con tres cervezas en el cuerpo, abres TikTok y te absorbe el algoritmo.

¿De qué sirvió la definición de una meta, la planificación y priorización si no eres capaz de respetar los compromisos que haces contigo?

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¿Qué es disciplina?

Es alterar tu comportamiento para perseguir un objetivo que es altamente valorado por ti o por tu entorno.

En línea con lo que hemos hablado, podríamos además definir que tener disciplina no sólo implica hacer, sino también abstenerse de hacer.

Si quiero estudiar tengo que simultáneamente hacer la acción de “estudiar” a la vez que evitar “prender Netflix”.

No me parece que aporte valor mirarlo desde la óptica de que alguien ejerce sobre mi algún tipo de presión que me obliga a ser disciplinado. Estoy pensando en la imagen de padres rigurosos, profesores estrictos e incluso dioses bondadosos, pero severos a la hora de castigar pecadores.

Acá, pienso más en una lógica de auto control. Los estoicos hablan de que la batalla más importante sería conquistar el imperio entre tus orejas.

Es muy poco intuitivo que no tengamos control sobre nosotros. ¿Cómo no es increíble que nosotros atentemos contra nuestros propios planes? ¿Qué nosotros tomemos el camino que sabemos que no es?

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¿Cómo fomentar la auto disciplina?

Leyendo por aquí y por allá, podemos hacer dos cosas:

1. Aprovechar nuestra energía: Si tenemos más agilidad mental en las mañanas, deberíamos aprovecharlas. Existen libros enteros dedicados a este punto. En resumen: lo más importante primero.

2. Recordar por qué es importante: Saber por qué haces los esfuerzos que haces, es una de las maneras más evidentes de evitar que te consuma la flojera o hacer otra cosa que sea más placentera en el corto plazo. En resumen: ten claro qué quieres hacer y será más fácil avanzar.

A estos puntos le quiero sumar una técnica, que me parece poderosa por su simplicidad. El humorista Jerry Seinfeld, tiene una regla: al agendar hacer algo, a esa hora sólo existen dos opciones: hacerlo o no hacer nada.

Dicho de otra manera, si dije que haré deporte entre 7 y 8, o hago deporte, o me quedo mirando el techo. No el celular, no regar el patio, no adelantar trabajo. Porque no tiene que ver con realizar algo productivo o no, sino con hacer lo que tú dijiste que harías.

La técnica en su simplicidad involucra que se alineen tanto tus metas, con tu planificación y que cada día avances según lo que crees que te llevará a tu objetivo.

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Me queda mucho camino para respetar mi propia agenda. A pesar de agendar lo que haré, termino acomodando reuniones “urgentes” y pateando lo que quería hacer para otro día.

Siempre he pensado que no existen las ideas absolutas y particularmente en esto hay que tener flexibilidad para adecuar el plan. Crear una meta, un plan y una agenda, sin volverse loco porque el mundo es muy dinámico y necesitamos la capacidad de absorber ese dinamismo.

La forma como he estado aplicando la técnica es con una idea al día: la agendo y la hago. Hay días que no lo logro, otros que sí. Cuando lo hago, es un buen empujón para repetirlo al día siguiente.

Pretendo que esa bola de nieve se transforme durante el 2024 en +300 días haciendo cosas que construyen lo que me parece relevante. Para eso sólo basta una pregunta:

Si sólo pudiera hacer una cosa hoy, ¿cuál sería?

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Recursos:

• Artículo: Disciplina (en inglés), Instituto del Bienestar de Berkeley.

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Libro de la semana

📖 Título: La Carretera

✍🏻 Autor: Cormac MacCarthy

✏️ Páginas: 239

📚 Editorial: Penguin Random House Grupo Editorial

Al día siguiente salieron de la quebrada y tomaron de nuevo la carretera. Le había hecho una flauta al chico con un trozo de caña de la cuneta y se la sacó de la parka para dársela. El chico la cogió sin decir palabra. Al cabo de un rato se quedó un poco rezagado y minutos después el hombre oyó que tocaba. Una música amorfa para la próxima era. O quizás la última música en la Tierra, surgida de las cenizas de su devastación. El hombre se volvió y le miró. Estaba sumamente concentrado. El hombre pensó que parecía un triste y solitario niño anunciando la llegada al condado de un espectáculo ambulante, un niño que no sabe que a su espalda los actores han sido devorados por lobos.

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