Perdón lo monotemático últimamente, pero el tema de las inteligencias artificiales (IA) me aparece en todas mis suscripciones a revistas y artículos, abordado desde diferentes ángulos, la mayoría positivos, algunos más oscuros y pesimistas.
Ya abordamos en tres partes una breve introducción a lo que es, los datos y sesgos y finalmente algunos ejemplos de aplicaciones de la IA a distintas labores (incluyendo escribir posts como éstos).
Ahora, tras asistir a un evento organizado por Dani Atik sobre la Inteligencia Artificial, me quedé con la analogía de la calculadora dando vueltas.
¿Qué pasó con las voces disidentes del uso de la calculadora en las escuelas y universidades? ¿es lo mismo una herramienta que la capacidad del ser humano de utilizarla? ¿es la IA una herramienta o una capacidad?
El potencial de las herramientas
Si te pregunto si sabes usar un martillo, aunque no hayas martillado nada hace años, me contestarás que sí.
Si te pregunto si sabes usar una calculadora, me vas a contestar lo mismo.
¿Qué tan complejo puede ser? Tan sólo agarras el mango del martillo y lo azotas con fuerza sobre aquello que quieras comprimir o clavar. O presionas las teclas de la calculadora para dividir la cuenta de la comida entre los asistentes para hacer el pago más fácil.
Pero si fuera más allá y te dijera: ¿para qué usarías la raíz cuadrada de un número? o ¿puedes martillar clavos en cualquier pared? La respuesta tardaría en llegar.
Vivimos en un mundo que está lleno de herramientas e incluso, tenemos el equivalente más poderoso de las navajas suizas en el bolsillo/cartera constantemente.
Existen millones de aplicaciones que gracias al poder de nuestros smartphones, son capaces de hacer conversiones de gramos a libras, ayudarnos a recordar nuestras listas de supermercado o hacer una presentación para levantar capital para tu emprendimiento.
En todos los casos existe un algo que se quiere hacer, tipo colgar un cuadro, luego la humanidad se ha encargado de proveerse herramientas para resolverlo de una mejor manera.
Herramientas claves de la historia de la humanidad como el arado, la rueda o la imprenta, incluso el lenguaje podríamos pensar que fueron creadas para resolver un problema puntual. Luego los seres humanos fueron creando usos encima: ¿Qué tal si al arado le sumamos ruedas? ¿Qué tal si las ruedas las rodeamos de goma para darle más resistencia y agarre? ¿Qué tal si ahora imprimimos lo que pasa en el pueblo todos los días para informar a la población?
Muchas cosas se crearon sobre las herramientas que no estaban pensadas por su inventor, porque hay un potencial que va más allá de la herramienta en sí y está sujeta a la creatividad y ejecución del equipo humano asociado. Incluso, mercados completos se han creado en función de nuevos usos que la gente le da a las herramientas.
El 2014, un profesor de finanzas de NYU, Aswath Damodaran, evaluó que el valor de Uber era menor al que se le estaba evaluando. Esto porque consideró para calcular el total del mercado posible, la suma del mercado de taxi más el de limusinas.
Sin entrar en detalles (te dejo el link del post abajo si lo quieres leer), ¿recuerdas en la era pre-uber cuántas veces te subiste a un taxi? ¿más o menos que hoy un Uber? La unión de distintas herramientas tecnológicas (GPS, rankings, mapas, transacciones online, etc.), permitieron el nacimiento de todo un mercado nuevo.1
¿Cuán grande era el mercado de arriendos de piezas el 2008, antes de que se fundara AirBnB? Hoy AirBnb vale alrededor de 73.000 millones de dólares. Sin embargo lo interesante es: ¿crearon ellos algo que no existiera? Existían páginas de reservas de habitaciones de hotel, por ende toda esa funcionalidad/herramienta digamos ya era posible de hacer.
Lo interesante es la unión de una idea que sonaba una total locura el 2008, con la capacidad de ejecutarla y llevarla acabo, mediante una serie de brillantes ideas publicitarias y relaciones gubernamentales.
Es aquí donde radica la principal idea que deberíamos tener al pensar en las IA: ellas son sólo herramientas (¡poderosas sin duda alguna!). Pero si no sabemos qué hacer con ellas, son igual de decorativas que el logaritmo en la calculadora.
Tipos de Habilidades
El ser humano tiene el potencial de desarrollar habilidades en múltiples áreas. De hecho date una vuelta por YouTube o TikTok y verás una infinidad de humanos haciendo las más diversas cosas a niveles extraordinarios.
Si encasilláramos las habilidades en tipos, podríamos resumir:
Transferibles/Funcionales: Son acciones. Dependen de la habilidad y aptitudes que desarrollemos. Se escriben como verbos. Ejemplos: organizar, analizar, escribir, pintar.
Actitudes/Rasgos personales: Son características que contribuyen a realizar algo. Se desarrollan a lo largo de la vida. Se escriben como adjetivos. Ejemplo: paciente, iracundo, conciliador, detallista, impuntual.
Basado en conocimiento: Conocimientos de un tema específico o de un procedimiento. Se adquieren a través de cursos, lecturas o experiencia. Se escriben como sustantivos. Ejemplo: abogada, contratista, jardinero.
Curiosamente cada una de éstas categorías se combina con todas las demás y no son requisitos para ser una u otra. Podemos ser ingenieros buenos y malos, abogados puntuales o impuntuales, jardineros detallistas y buenos para pintar.
Incluso no podríamos decir que existe una mejor manera de ser que otra, eso dejémoselo a los filósofos. Lo que sí podemos hacer, es pensar que si quisiera evitar que el mundo cambie y yo quiera tratar en vano de detenerlo, entonces necesitamos:
Analizar nuestro entorno, especular sobre el futuro y prepararnos para mañana.
Desarrollar flexibilidad mental para derribar ideas preconcebidas, ser paciente y humilde, para no desesperarnos cuando no logremos desapegarnos de viejas costumbres y para reconocer que hoy podemos creer saber todo, pero mañana seguro sabremos algo menos.
Sobre aquellas habilidades basadas en conocimiento, va a depender de a qué te dediques, pero es posible que la combinación única de habilidades que tengas, te permita desarrollar ideas únicas también.
Hace un tiempo escuché una idea sobre que no es necesario ser el mejor en una cosa en particular para ser el mejor en algo.
Pensemos en Cristiano Ronaldo: no es el jugador más rápido, no es el mejor cabeceador, no es el mejor lanzador de tiros libres, tampoco el mejor quitando la pelota, tampoco el mejor lanzador de penales.
¿Por qué entonces muchos dicen que es el mejor jugador del mundo?
Supongamos que está dentro del top 10% del mundo en todas esas habilidades simultáneamente, cosa que no es muy alejada de la realidad. Matemáticamente hablando: 10% * 10% * 10% * 10% * 10% * 10% = 0,0001%
O sea, Cristiano Ronaldo está dentro del top 0,0001% del mundo con dichas capacidades.
Si aplicas esa idea a tu propia vida y piensas en aquellas cosas que te gustan, en las que crees saber o ser mejor que muchos otros, es probable que combinadas seas bastante único.
Por eso pasamos de cazar grandes mamíferos a tener satélites: por la inmensa diversidad de intereses que perseguimos todos.
Vamos por más
Una de las habilidades claves de los últimos 20 años ha sido aprender a usar Google, porque no es lo mismo preguntarle “casa de cambio” que “20 USD a CLP” para hacer conversiones de monedas.
Creo que una de las habilidades claves a desarrollar para los próximos 20 años será saber generar las consultas (prompt) a las IA para que arrojen el resultado que quieres.2
Yo al menos, me forzaré a usarlas para entender los recovecos, de qué son capaces, dónde no son muy buenas todavía y qué me permiten hacer.
Tú, ¿qué esperas?
Más recursos:
La charla organizada por Dani Atik
El artículo del inversionista Bill Gurley, que rebate la evaluación de Aswath Damodaran.
Incluso podríamos preguntar por qué desaparecieron SaferTaxi e EasyTaxi, que hacían lo mismo que Uber, pero los autos eran taxis reales.
Digo 20 porque me imagino que luego la usabilidad del resto de las herramientas cambiará e incorporará las IA dentro de su funcionalidad inicial. Como que en un par de años más hablarás con Siri/Alexa/Google Assitant y serán mucho más "inteligentes” que hoy.